Vanidad, según el diccionario la define como “orgullo de la persona que tiene en un alto concepto sus propios méritos y un afán excesivo de ser admirado y considerado por ellos”
Es vanidad lo que parece cobijar a algunos candidatos, que suman además a ese defecto, el de la terquedad. Y encímele ceguera y/o analfabetismo.
Es que hay algunos candidatos, y candidatas – para cuidar el lenguaje inclusivo – que o no saben leer o simplemente tienen un velo en los ojos. Las encuestas, de la que salieron algunos a despotricar, puede que no coincidan en todo, pero si coinciden en algo: hay aspirantes que no tienen ni la más mínima opción de ser elegidos.
En la gobernación está claro que la pelea está entre las damas; Elvia Milena Sanjuan, Claudia Margarita Zuleta, y si le pone el acelerador, Katia Ospino puede sorprender. Del resto me da mucha pena, pero nada que hacer.
Por los lados de la alcaldía de Valledupar, todas las encuestas ubican a Ernesto Orozco en el primer lugar, desde que esto comenzó. Y para colmo de males – digo, para los otros candidatos – en la encuesta del Centro Nacional de Consultoría superó ya su techo. Guardan esperanzas aún Miguel Morales y Camilo Quiroz. El único que podría esperar un milagro en este grupo es Christian Moreno Villamizar, el resto nada que hacer. Lo mejor que pueden hacer a estas alturas, es unirse, de lo contrario, no se vistan que no van.
Faltan 26 días para que se lleven a cabo las elecciones, e insisto, aún no se ha depositado el primer tarjetón en las urnas. Los milagros existen, pero candidatos, candidatas, no esperen tanto de la providencia.