No falta quien esté inconforme con el resultado de la selección Colombia en la Copa América. ¿Gracias por qué, por lo mismo de siempre?, me preguntó alguien cuando agradecí a estos gladiadores por su papel en el campeonato más importante de América.
Pero es que ¡cómo no dar gracias! Primero que todo, porque a Dios se le agradece por todo, por lo bueno, por lo malo, porque en ambos escenarios siempre algo bueno obtenemos de su parte. Y, como no agradecer a estos gladiadores que una vez más pusieron el nombre de Colombia en lo alto.
Por poco menos de un mes, James, Lucho, Córdoba, los Arias, Ríos, Vargas, todos los integrantes de la Selección Colombia lograron algo que otros llamados a hacerlo no hacen; unirnos. Salimos de la rutina, del rifi rafa entre la derecha y la izquierda, y nos concentramos en el espectáculo que llevó a la familia a congregarse en casas, en las afueras de ellas para aplaudir, gritar, reír, sufrir, un torrente de emociones que nos llevó a vivir la mejor Copa América de los últimos años para nuestro país.
Nos sentimos ganadores, por lo menos aquellos que somos conscientes que no somos una potencia mundial del futbol, seguimos siendo un país en donde hay mucho talento sí, pero donde aún no tenemos un mundial. Estamos aun aprendiendo, luchando, seguimos siendo David poniéndole cara a Goliat. Así que, desde nuestra realidad, tenemos que valorar lo que estos pelaos hicieron.
Gracias Colombia, gracias selección, para muchos, entre ellos yo, ustedes ya son campeones.