Agosto 23 de 2024
¡ Eso no tiene nombre!, perder a un hijo debe ser la más grande tragedia que pueda vivir un ser humano. Ese es el drama que deben estar viviendo los padres de Víctor Roqueme, este joven que a los 26 años logró ser el alcalde de su municipio, Aguachica. No cualquier pueblo, nada más y nada menos que de la segunda ciudad del departamento del Cesar. Su muerte ha dolido profundamente en todo este territorio, que ve con tristeza como se esfumaron los sueños de un joven que desde niño se había preparado para servirle a su gente.
Siempre la muerte será un maestro, que a peso de dolor nos da profunda lecciones.
En este caso, la muerte nos vuelve a decir que no hay edad para ser llamados a rendir cuentas, de eso no nos salvamos. ¿Qué le diremos al maestro al llegar?. ¿Cuáles serán nuestras cuentas?
La segunda es que hay que vivir como si la muerte pudiera llegar en cien años, y estar preparados como si fuera a llegar hoy mismo.
Me dicen que Roqueme era consciente de su padecimiento, de su enfermedad, y aún así no abandonó la lucha. No se quedó llorando en el dolor, padeciendo porque la muerte le respiraba en la oreja. Al fin de cuentas, a todos nos respira a diario cerquita. Roqueme la dio toda hasta el último día de su vida. Sacó su casta, murió en el campo de batalla como todo un soldado.
¿Tienes lista tu maleta para partir a la eternidad? Lo mejor es hacerla a diario, porque del día y la hora, solo sabe nuestro Padre.
Que dolor tan grande para la familia de este joven, para quien pierde a un ser querido en la flor de la juventud, pero así es la vida, y así es la muerte.