Valledupar, junio 26 de 2025. La desesperación por lo que considera una injusticia lo llevó a tomar una drástica decisión. Orlando Castelar, exempleado de la empresa minera Drummond, se encadenó este lunes a la entrada de la sede de Colpensiones en el centro comercial Mayales de Valledupar, como forma de protesta ante la suspensión de su pensión por parte de la entidad.
Castelar afirma que su pensión fue retirada hace cinco años tras ser incluido en el denominado «cartel de los locos», un caso que investigó posibles fraudes con pensiones por invalidez. Sin embargo, asegura no haber tenido relación con dicho proceso ni haber sido notificado formalmente. “Me quitaron la pensión precisamente cuando iba a entrar a una cirugía de corazón abierto. Han afectado mi salud, la integridad y la alimentación de mis hijos”, denunció.
Según relató este martes en entrevista con este medio de comunicación, el drama que vive ha sido prolongado y devastador. “Son cinco años de necesidades, mis hijos han pasado hambre, han sido marginados y señalados”, expresó con la voz entrecortada. Castelar cuenta con múltiples diagnósticos médicos que sustentan su condición: es diabético, padece espondiloartrosis degenerativa, hernias discales, túnel carpiano, fue operado a corazón abierto y sufrió una isquemia. Aun así, Colpensiones insiste en que adulteró documentos y que está en condiciones de trabajar.
El afectado explicó que su abogada, Amanda Ospino, ha llevado su defensa de manera legal y transparente, y que varias sentencias le han dado la razón. Sin embargo, sostiene que Colpensiones ha dilatado el proceso e incumplido fallos judiciales. “Los jueces ordenan que me paguen y me restablezcan mis derechos, pero ellos siguen diciendo que adulteré documentos y no cumplen la orden del juez”, denunció.
La protesta de Orlando fue atendida por miembros de la Policía Nacional, la Defensoría del Pueblo y personal de la Alcaldía de Valledupar. No obstante, la entidad no ofreció una solución inmediata. “Colpensiones está acabando con mi vida, como dice la canción. Acabaste con mi vida, Colpensiones”, lamentó.
Teme por su vida y la de sus hijos, y señala que ha llegado al límite emocional y físico. “Yo tengo miedo. Ya no confío en nadie. Le pido al Estado, a la Defensoría, a quien tenga poder de decisión, que se solidarice conmigo y mis hijos”.
Orlando Castelar asegura que continuará su lucha hasta que le sean restablecidos sus derechos. Mientras tanto, su llamado es claro: “Necesito que alguien me ayude, que alguien se interese por mi caso y por mis hijos. Que Colpensiones se ponga la mano en el corazón”.
El caso pone en evidencia una vez más los vacíos de atención institucional que enfrentan ciudadanos en condición de vulnerabilidad, quienes, a falta de respuestas efectivas, recurren a la protesta como último recurso.