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La educación inclusiva es un pilar fundamental para el desarrollo de una sociedad equitativa y justa. Reconocer y atender las necesidades individuales de todos los estudiantes, independientemente de sus diferencias, es esencial para garantizar que cada persona tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial educativo. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas proporciona una definición ampliamente aceptada de persona con discapacidad, destacando la importancia de considerar las barreras sociales, ambientales y de actitud que pueden limitar su participación plena en la sociedad. Este enfoque integral resalta que la discapacidad no es simplemente una cuestión médica, sino que está influenciada por factores externos que pueden dificultar la plena inclusión y participación de las personas con discapacidad.

En este contexto, el término «necesidades educativas diversas» cobra relevancia al promover un enfoque inclusivo de la educación que reconoce la diversidad de los estudiantes. Este concepto abarca los diferentes estilos de aprendizaje, habilidades, antecedentes culturales, necesidades especiales y circunstancias individuales de los estudiantes en el entorno educativo. Al hacerlo, busca garantizar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de participar plenamente en el proceso educativo, implementando estrategias pedagógicas, recursos y apoyos adicionales para atender sus necesidades individuales.

El cambio de terminología de «necesidades educativas especiales» a «necesidades educativas diversas» refleja un enfoque más inclusivo y respetuoso hacia la diversidad de los estudiantes. Esta transición busca eliminar etiquetas estigmatizantes y reconocer la amplia gama de diferencias individuales presentes en el entorno educativo. Además, enfatiza la idea de que todos los estudiantes tienen necesidades únicas y que la educación debe adaptarse para atender esas diferencias de manera inclusiva y equitativa. Este cambio de terminología promueve un enfoque más centrado en el estudiante, que valora la diversidad y busca garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad, independientemente de sus características individuales.

En la actualidad, es crucial avanzar hacia una dinámica que reconozca y atienda las necesidades sociales en diversos ámbitos, incluyendo la educación inclusiva. Este enfoque integral implica comprender que la sociedad es diversa y que las necesidades de las personas son igualmente diversas. Al adoptar una perspectiva que abarque aspectos sociales, culturales y educativos, podemos promover una mayor equidad y participación en la sociedad. La educación inclusiva se beneficia de esta dinámica al reconocer y atender las necesidades individuales de todos los estudiantes, lo que contribuye a la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

Por último, es fundamental entonces invitar a quienes manejan el tema de educación inclusiva a cambiar el término «Necesidades Educativas Especiales» por «Necesidades Educativas Diversas» no solo representa un cambio terminológico, sino que también aporta a la construcción de un enfoque más inclusivo y respetuoso. Desde la misma neurolingüística, este cambio refleja una visión más amplia y comprensiva de la diversidad de los estudiantes, reconociendo que cada individuo tiene necesidades únicas que deben ser atendidas de manera equitativa en el entorno educativo. Al adoptar el término «Necesidades Educativas Diversas», se promueve una narrativa que valora la singularidad de cada estudiante y busca eliminar etiquetas estigmatizantes, fomentando así un ambiente educativo más inclusivo y respetuoso.

Por Dr Ricardo Méndez Robles
Psicólogo especialista en educación, cultura y política


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