Cuando llegan las campañas políticas, siento que están vendiendome un carro,  una casa,  o una máquina de escribir que no funciona. Supongo que prometiendo muchas cosas que no son realizables, y cuando se posesionar en sus cargos, entonces es cuando corroboro mi pensamiento, viendo que me han traicionado la confianza.

Y es que ya hace ya casi 14 o 15 años escuché a un candidato al concejo hablar de una fábrica donde la materia prima iba a ser el mango que abunda en Valledupar. Y así en varias épocas electorales le he escuchado lo mismo a otros aspirantes, incluyendo al actual alcalde actual, Augusto Ramírez Uhía, quien en su primera campaña al primer cargo del municipio, enarboló esta bandera, mostrando más lo inocentón que lo visionario que pudiera ser.  Se le perdona porque en ese momento, era un muchachito soñador y ambicioso. Ahora es mucho menos joven, pero sigue siendo lo segundo.

A estas alturas de la vida, cuando ya estoy en el equipo de los que no creen, solo les pido el favor que cambien el discurso, ese que ya tienen de modelo.

No sigan con el mismo sirirí, dejen de engañar a la gente con promesas que no les competen, pues en campaña siendo candidatos al Concejo prometen cosas como si fueran candidatos a la alcaldía, y si aspiran a la alcaldía prometen cosas como de gobernadores, y de gobernadores, como si aspiraran a la presidencia de Colombia.

Señores sean responsables, no hagan pactos ahora que aún no se sabe quién va a ganar. Firmen para que las palabras no se las lleve el viento. Formen alianzas, no para ganar las elecciones, sino para que este municipio gane de verdad. Pacten por la educación dejen de meter parásitos en la administración, ayuden ahora y después para que nos sintamos orgullosos de pertenecer a este municipio que es grande por sus gentes y no por sus dirigentes.

La verdad es que  los veo muy perdidos y sin rumbo.

¿Saben otra cosa que he notado? Jamás han tenido una posición firme y rotunda frente a las cuestiones que el día a día plantea en este Valledupar. Nunca se han preocupado por el paisano de a pie, no se enteran de lo que ocurre a su alrededor, jamás han sufrido con los que realmente sufren; solo viven de espaldas a la realidad y mirándose el ombligo y se preocupan solo y exclusivamente para las elecciones p, ara ver los votos que pueden arañar.

Me preguntó si cuando llegan a ocupar un cargo, por modesto que sea, ¿creen que es para siempre,?. Pero al final, ¿de quién es la culpa?. ¿Del pueblo o de los señores políticos?

No lo dude señor lector, la culpa es más del elector primario , que de ellos, los políticos corruptos, porque este pueblo que por la mañana asoman su rostro a la calle y según sople el viento así van.

Es muy triste que poco a poco vayamos perdiendo la fe y la confianza en los políticos; últimamente, sólo sirven para enredar y dar malos ejemplos. Parecen camaleones, hoy verde y si mañana, el de enfrente, dice verde, entonces yo azul. Es muy, muy, muy triste. Los invito a ser más serios, no más falsas promesas no más un pastel y una camiseta y cambien los discursos.

 

Por Julio Cesar Aramendiz Molina

 

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