Liliana Rojas tiene  nació hace  25 años en una vereda ubicada en la Serranía del Perijá. Para llegar a la cabecera municipal de Codazzi, hay que recorrer 7 horas por duras trochas. Un día, esta joven decidió pedirle a su mamá, la señora Nelly Sarabia que la dejara ir a buscar futuro en Codazzi. Tenía unos 18 años, y como muchos adolescentes soñaba con salir adelante, porque según sus palabras,  no había nacido para vivir en el campo.

» Creo que yo no nací pa eso, y nací pa estudiar y terminé el bachiller sola, porque mi papá nos dejó, nos abandonó» dice Liliana.

Pero la historia de esta joven no sería interesante –  pues al fin de cuentas gente con propósito hay en todas partes – sino fuera porque Liliana sufre de cierto grado de discapacidad cognitiva y atrofia muscular. Con dificultades para hablar y caminar, no era fácil que su madre la dejara marcharse a Codazzi con el fin de adelantar sus  estudios secundarios como eran sus sueños. Pero lo hizo. La señora Nelly dejó ir a la segunda de sus cuatro hijos, la que menos ella pensó, un día pediría pista para emprender el vuelo.

Vivía sola en una pieza

Cuando Liliana llegó a Codazzi era casi una niña, y muchas de las cosas que hacía no podía desarrollarlas sola. No obstante, eso no fue impedimento para que comenzara a vender rifas en las calles de la calurosa población. Con lo que ganaba, pagaba el arriendo de una habitación que una amiga suya había desocupado hacía poco tiempo.

Con todo el esfuerzo posible, se inscribió para estudiar su bachillerato en la institución de razón social Senpre, donde logró culminar sus estudios con honores. Con su título en mano, podría haberse sentido realizada, pero no, la joven que hasta para hablar tiene dificultades, estaba soñando más allá, quería ser pediatra.

Han pasado cuatro años desde que Liliana terminó su bachillerato, por lo que el sueño de ser pediatra lo ha dejado de lado. Lo que no ha olvidado son sus intenciones de ser profesional, por lo que decidió emprender la gesta de conseguir una beca para estudiar psicología.

Viaje a Bogotá

La timidez no está en el subconsciente de Liliana. Ella hace pocas semanas decidió – otra vez una decisión  –  tomar un bus con destino a la capital del país. En el Terminal de Transportes, la esperó una tía que durante unos días la hospedó en su casa. A donde no la acompañó fue al Ministerio de Educación, al cual llegó a solicitar sin desparpajo, una beca para estudiar.

De Bogotá regresó con un oficio para entregárselo a Luis Peñaloza, Alcalde de Codazzi. Se trataba de una orden para que el municipio subsidiara los estudios de la joven con discapacidad. El mandatario, acató la orden, pero le pidió que pagara el Pín para poder inscribirse. Una vez lo tuviera, su gobierno desembolsaría el pago de su primer semestre de psicología.

La atracaron 

Con el dinero en la mano, Liliana llegó a Valledupar con el fin de comprar el PIN con el cual se podría inscribir en la UPC, pero al bajar del carro de la vía que la trajo a la capital del Cesar, y luego de caminar pocos metros, fue abordada por dos sujetos que se movilizaban en moto, quienes amenazándola con arma blanca, la despojaron de los 60 mil pesos.

Ahora Liliana recorre las calles de Valledupar con una sonrisa en los labios, buscando apoyo  de quien quiera ayudarla a poder comenzar a realizar su sueño, al que está segura, nunca renunciará.

 

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