No es un año más, es un año menos. En cada cumpleaños, lo que hacemos es quitarle una hojita más al talonario que Dios nos regala como vida. Un pétalo menos a la flor que nos dio el Creador. A sabiendas de esto, sin embargo, celebramos nuestro cumpleaños, porque al fin de cuentas es un acto de agradecimiento al Creador que nos ha dado todo eso.
Hay gente a la que no sé por qué extraña razón no le gusta celebrar su cumpleaños. Hay otros a los que esto nos encanta. Al mío le llamo el día internacional del Limedismo. Ese día me siento consentido, especial.
Pues hoy el consentido, el especial es nuestro compañero de batalla Oscar Arzuaga, todo un personaje, único en su especie.
No sé cómo le hace Oscar para estar feliz todo el tiempo, para reír y hacernos reír en medio del corre corre, del estrés que genera hacer periodismo. Él que es el que más corre, porque es por esencia el reportero de esta casa radial, logra mantener la paz, y más allá de eso, el gozo. Si no es un chiste, es una imitación. Nadie se salva de él.
En cada momento tiene un apunte para dibujarnos una sonrisa a quienes lo rodeamos. Es un burro pal trabajo, incansable, otra cualidad que lo hace admirable.
No querer a Oscar es imposible. Su energía nos une, nos anima, y nos reta para manejar la resiliencia como él lo hace. Todos deberíamos aprender de esa cualidad.
Que cumpla muchos años más compañero. Este mundo se merece un billón de Oscar. Aquí nos ganamos uno.