Valledupar, febrero 21 de 2025. La construcción del nuevo tramo de la vía La Paz – Valledupar está siendo objeto de fuertes críticas por parte de la veeduría ciudadana, que denuncia serias fallas en su ejecución y diseño, lo cual pone en riesgo tanto la inversión como la seguridad de los usuarios. José María Oñate, veedor ciudadano de la obra, alertó sobre tres puntos clave que amenazan la calidad de la vía: el diseño geométrico inadecuado, la falta de estabilidad en la estructura y los drenajes mal ejecutados.
En entrevista con este medio de comunicación, Oñate no ocultó su preocupación por la falta de planeación: «El diseño geométrico es un desastre. El talud no está bien hecho, lo que pone en peligro la estabilidad de la vía, y el drenaje es completamente improvisado», afirmó. Además, señaló que la reducción del ancho de la vía es otro aspecto que podría comprometer la seguridad. «La nación compró inicialmente 50 metros de ancho para la manga de la construcción, pero solo la están haciendo de 40 metros. Esta es una clara improvisación», agregó.
El veedor también destacó los peligros que presenta la proximidad de las dos calzadas, las cuales podrían generar accidentes graves si no se toman medidas. «Lo que están construyendo no es una carretera segura, es un matadero en potencia», alertó. Sin embargo, Oñate hizo hincapié en que la veeduría no se opone a la ejecución de la obra, sino que exige que se ajuste a las normas y especificaciones que aseguren una construcción adecuada y segura.
Otro de los problemas señalados por Oñate fue la falta de socialización del proyecto con los veedores y la comunidad. Según él, aunque en un principio se presentó un diseño de la vía, lo que finalmente se está ejecutando es muy diferente: «Nos socializaron el proyecto original, pero lo que están construyendo ahora es completamente diferente», explicó. En una reunión con la ministra encargada, se había prometido la creación de mesas de concertación para aclarar los detalles del diseño, pero hasta el momento no se ha avanzado en esa dirección.
La veeduría, que cuenta con un equipo interdisciplinario de ingenieros, arquitectos, abogados y ambientalistas, sigue comprometida con la vigilancia del proyecto. «No estamos aquí para obstaculizar la obra, sino para asegurar que se haga bien. Si los constructores no tienen la capacidad para llevar a cabo un proyecto de esta envergadura, deben ser cuestionados«, concluyó Oñate.
Con este llamado, la veeduría espera que se tomen las medidas correctivas necesarias para evitar que esta obra se convierta en un riesgo para la región.