Hoy volví a ver al Alcalde Mello Castro en su programa diario. Los viernes el mandatario municipal se hace acompañar de casi todos su secretarios para responder las inquietudes de la gente. Eso me parece excelente, es un acercamiento con la comunidad, pese a que muchas personas aún no están en el mundo de las redes sociales, y que la transmisión por radio de dicho programa dura muy poco.

Sería preferible que estos encuentros del mandatario con la gente, fuera a campo abierto, pero eso significaría romper la cuarentena ( si es que la hay ) y gastar más recursos económicos, cuando las prioridades son otras. Así que, aplaudamos al mandatario municipal por el diario programa.

No obstante hay algo que me llama mucho la atención, y que con buenas intenciones le hice saber al jefe de comunicaciones hace algunos días por un mensaje interno. Mensaje al que no le paró ni cinco.

 Observo durante la transmisión del programa, a un alcalde que no contesta por él mismo, las inquietudes planteadas por los ciudadanos. El Mello Castro, inmediatamente le leen las preguntas, le tira la pelota a sus secretarios.

Para algunos seguidores y adeptos al Mello Castro, , eso es una muestra del trabajo en equipo, pero para quienes manejamos el tema de las comunicaciones, es un mal mensaje, porque lo que da a entender el alcalde, es que nunca tiene las respuestas por él mismo, sino que sus colaboradores son quienes las tienen y por ende las deben responder.

Dejo claro algo. Creo en la delegación de funciones, es una cualidad que los buenos mandatarios cultivan. Y creo que uno no se las sabe todas, ni siquiera los alcaldes, gobernadores o presidentes. Pero también creo que el mensaje primero debe uno interiorizarlo antes de entregarlo a los oyentes. El pastor predica algo que primero ha tocado su alma, el periodista informa algo que primero ha entendido, el poeta declama algo que puede interpretar porque lo ha sentido en su espíritu.

Estoy recordando al Pibe Valderrama cuando nos deleitaba con sus jugadas.  El Pibe a veces al recibir la pelota, inmediatamente la entregaba a otro jugador, pero varias veces, tal vez la mayoría de las  veces, primero gambeteaba, buscaba el espacio, dejaba a uno o a tres jugadores en el camino, antes de poner el pase. !Eso era madia¡.

No sé si a nuestro alcalde le guste el futbol, pero espero que si entienda el símil.

Por Limedes Molina Urrego

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