El restaurante donde ya no cabe un aviso más, atendido por una mujer que ama la politica, pero no tanto como para ser candidata

Un pare casi que obligado para quienes viajan de Valledupar a La Guajira, al interior del país o al centro del Cesar, es el restaurante Donde La Lule. El restaurante está sobre la vía principal, por lo que no verlo es imposible. Pero no comerse algo ahí, también es dificil , a menos que tenga poder de abstinencia.

Es el restaurante de Judith Gonzalez Bolaños, más conocida como La Lule, nacida en el municipio de Fonseca La Guajira hace 60 años, pero desde los dos años vive en San Diego, uno de los municipios más limpios, organizados y bonitos del departamento. » ¡Quién dice que la Lule no es sandiegana, nadie!», dice con desparpajo mientras guarda en una caja un pedido a domicilio que un cliente le solicitó.

El sazón de La Lule, su amabilidad, y su alegría, hace que ningún político deje de visitar el lugar,  menos en estos momentos de campaña, cuando nunca hay tiempo para comer en casa. Por eso vive lleno el lugar, pero más lleno están las paredes del restaurante, donde para ser sincero, ya no existe un solo espacio donde colocar un afiche más.

LA LULE 3

Los hay de todos los partidos, de los mismos cargos a los que aspiran, y de todos los colores. Desde el Polo hasta el Centro Democrático, desde Franco hasta Arturo. Ellos podrán ser rivales pero en las paredes de La Lule, son compañeros de mural. » Como todos son míos, yo soy para todos » si a uno los tengo y  a otros no se me recienten» dice esta mujer a quien le quedó fácil decirle a todos los clientes que si, aunque va a votar por sus candidatos en particular. » ¡Guindese también, guindese¡» le responde a los políticos que le reclaman el hecho de no estar en las paredes de su restaurante. Aquí hay cama para todos.

 LA LULKE 2

¿Y por qué no es candidata?

Sus colaboradoras visten con camisetas color naranja. Más que meseras parecen formar parte de un grupo de avanzanda política, de esos que por estos días intenta convencer a los otros, de que su candidato es el mejor. Eso, sumado al carisma de La Lule, hace pensar que podría ser una buena candidata a algo. De hecho este año, muchos le preguntaron que si era cierto que iba a aspirar al concejo de San Diego. Ella, lo tiene claro, prefiere ganar amigos y dinero en su restaurante. » Nombe, no sean locos, que me voy a lanzar yo al concejo» les contesta a esos que quieren embarcarla en la difícil aventura.

Y es que para La Lule, es más fácil tener amigos que enemigos. Sabe bien, tal vez porque los trata a diario, que para eso de ser político hay que tener el cuero duro para soportar los ataques. » A mi nadie me va a tratar de corrupta, dejeme quieta» anota esta mujer que lleva ocho años vendiendo comida, haciendo amigos y conociendo a esos a los que les gusta su comida, esa que nunca abandonará al parecer, por irse al terreno de sus clientes. » ¿Entonces quien les va a hace la comía?» dice jocosamente. Sabe bien que cocinando nunca tendrá a la  Procuraduría detrás.

CRÓNICA

Por Limedes MOlina Urrego

@LimedesMolinaU

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