No tuve el honor de tratar, ni de entrevistar a Luis Aniceto Egurrola, el compositor de música vallenata que este 16 de septiembre partió a la eternidad. Lo admiré en secreto, de lejos, y de hecho, lo vi pocas veces en persona. Una de ellas, en una presentación en el Centro Recreacional La Pedregosa hace ya varios años.
Sabía de sus canciones, desde que salió a la palestra musical con aquel tema Ven Conmigo que le grabara Diomedes Diaz,. Nada más y nada menos que con señor cantante salta a la fama Egurrola, o Luiso como le llamaban sus amigos.
Bueno, la fama es un decir, porque en verdad, el gran compositor sanjuanero logró éxitos, pero no fama, cosa que creo que no le importara demasiado. De hecho, hasta ahora muchos comienzan a desempolvar sus temas, y a descubrir que esas maravillosas obras eran de la autoría de Luis Egurrola.
Y es que si usted miraba a Egurrola, no podía creer que él era el autor de letras como “ ayer, en una tarde gris, te vuelvo a ver después de tantos años”. O “que yo sentí en el final del sendero, el llanto infinito de una mujer”, o “ yo quiero poner un castillo en tus manos, quiero regalarte la luna y el sol”. “ estamos frente a frente los dos, y te confieso, que has hecho con mi vida lo que tu has querido”.
No, es que no terminaría de declamar las poesías de Egurrola, porque eso es lo que era este señor. Un poeta, de esos que están en vía de extinción en la música vallenata.
Se fue el tímido, el introvertido, el poeta con el cabello desaliñado y camisas pasadas de moda. Un verdadero poeta al que no le interesó ni la fama, ni la vanidad, solo enamorar con sus canciones que ya lo hicieron inmortal.