Se hizo célebre acostada en su cama, en ropa interior, con un cigarrillo – ¿o bareto? – en su mano, balbuceando mientras presidía una audiencia. La juez Vivian Polanía, relajada, impartía justicia desde su cama. La justicia al desnudo, o por lo menos, semi desnuda.
En las últimas horas Polanía fue suspendida temporalmente por la seccional de la Comisión Nacional de Disciplina. ¡ Y no es para menos!, el comportamiento de la jueza deja mucho que desear, pero ¿cometió un delito?. Habría que preguntarle a los abogados, pero se me antoja en lo personal, que no hay delito, aunque si podría ser una falla disciplinaria que es lo que la Comisión Comisión de Disciplina Judicial de Norte de Santander deberá determinar.
Comportamientos que se podrían evitar, si desde las facultades de derecho, se insistiera en normas mínimas de comportamiento. Claro, que al hacerlas, como ocurrió en la UPC en Valledupar, el linchamiento por parte de las estudiantes contra quien intentó promover el decoro, no se hizo esperar.
Por mal entender e interpretar, el libre desarrollo a la personalidad, nuestra sociedad ha ido perdiendo muchas cosas buenas, como el buen comportamiento, el decoro, el honor, lo bien puestos. Todos términos revaluados para quienes creen que la rebeldía implica andar por ahí desaliñados, descuidados, mal olientes.
Aunque el fondo es más importante que la forma, no olvidemos que el habito hace al monje, que la toga hace al juez.