La violencia generada por el paramilitarismo en los siete departamentos de la costa Atlántica no llegó a su fin con la desmovilización de los grupos de Autodefensas. La inseguridad, la violencia que sacude a esta zona del país más que una sensación de inseguridad como lo califican ahora las autoridades, es precisamente un indicativo de que de poco o nada sirvió la dejación de las armas por parte de los grupos ilegales de derecha ocurrida hace seis años.
Así se desprende de un informe que entregara Lucas Rodríguez, del Centro de Memoria Histórica ( CNHM) en el marco de la presentación de la campaña Yo Aporto a la Verdad diseñada por ese organismo a través de la Dirección de Acuerdos de la Verdad.
Según la investigación adelantada entre el 2009 y el 2012 por el CNHM, la violencia que se genera en el momento, sigue manteniendo dinámicas de terror, de masacre y demás que utilizaron los grupos de autodefensas, los cuales en su mayoría terminaron mutando hacia pequeñas estructuras compuestas por 40 o 60 hombres que son los que operan en la actualidad.
Según la investigación desde el año 2008 se dispara el reclutamiento y se fortalecen las estructuras de esos grupos armados posesionándose los denominados Urabeños, Los Rastrojos y Los Paisas que tienen operación en 97 municipios en el momento.
Añade el informe que en muchos casos de los Urabeños y Los Paisas se pueden encontrar continuidades con grupos que habían en la región, lo que indica que esos grupos tuvieron su origen en grupos como el bloque Norte de las AUC, que por cierto sirvió para ocultar pequeños grupos armados que pasaban casi desapercibidos cuando dicho bloque operaba.
“ El bloque norte comenzó a cubrir pequeños grupos, que fueron ocultados bajo una gran sombrilla que era el bloque norte. Eso dificultó el seguimiento a los procesos de violencia paramilitar porque ocultó esas estructuras” dijo en su informe Lucas Rodríguez.