La salida de Carolina Corcho del Ministerio de Salud, luego de sacudón que a su gabinete le dio el Presidente Gustavo Petro, tranquilizó al país. Su radicalismo le hizo mucho daño a las relaciones del gobierno con el Congreso, y sin lugar a dudas atrasó el estudio y la discusión de la reforma a la salud.
Al salir Corcho, fluyeron las relaciones y hoy por lo menos tenemos una reforma a la salud votada en algunos de sus artículos por los liberales y los de la U.
La llegada de Guillermo Jaramillo, como para usar términos de economía, calmó los mercados.
Pero eso fue hasta ayer, cuando al Ministro se le ocurrió decir que triplicar las unidades de cuidados intensivos en el país, fue nada más y nada menos que un negocio. Para Jaramillo, las UCI se montaban como se monta cualquier droguería en su tierra.
Lo dicho por el Ministro de Salud, me lleva a preguntarme, ¿ cómo hubiese actuado este gobierno actual frente a una prueba tan grande como la pandemia del Covid 19?. Por evitar el negocio de las UCI – cosa que hubiese evitado esta administración – ¿usted se imagina el reguero de muertos, no dentro de estas salas, sino en los pasillos de las clínicas, o en las calles como ocurrió en países vecinos?.
Señor Ministro, las UCI si necesitan que se le pongan los ojos encima. No por haber triplicado estas salas para hacer un supuesto negocio, sino por la humanización de su personal. Es hora de analizar cómo se atiende al paciente al interior de las mismas.
Quien ha tenido un enfermo en una UCI sabe que tiene que confiar a ciegas en el cuidado y el trato que se le brinda a su paciente por parte del personal médico, la mayoría con sensibilidad, pero permeados por otros que se roban los pañales, que no atienden a tiempo a los pacientes, que se muestran indiferentes ante ellos, que se gastan el tiempo chateando y descuidan al paciente a quien deben cuidar, de manera intensa.
Ahí si está el problema señor Ministro. Lo otro, no es más que querer denigrar de algo que se construyó y que de seguro a este gobierno le hubiese quedado grande.
Gracias a Dios la pandemia comenzó en 2020. Dios sabe cómo hace las cosas.
