“El carbón es un combustible fundamental para la transición energética pues contribuye a la diversificación de las fuentes de suministro, la competitividad y la confiabilidad”.

Así lo aseguró en diálogo con La Tribuna del Cesar, Alejandro Castañeda, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras ANDEG.

Indicó Castañeda que los candidatos que se encuentran en la disputa por la presidencia del país deben evaluar sus propuestas de campaña desde la perspectiva beneficio / costo, teniendo en cuenta las alternativas para el “…aprovechamiento de las reservas y los recursos del carbón, permitiendo el crecimiento económico del país y las regiones”

Eliminar este importante mineral tiene implicaciones muy relevantes que deben ser consideradas y analizadas con toda objetividad. Por ejemplo, reemplazar la capacidad instalada de generación a carbón en el país (1800 MW) por energías renovables no convencionales -de carácter intermitente-, como lo ha anunciado alguno de los candidatos presidenciales actuales, significaría instalar el orden de 9000 MW de estas nuevas “fuentes limpias”, lo que equivaldría a inversiones cercanas a 36 billones de pesos: 2,4 veces la reforma tributaria de 2021 (15,2 billones);  sin tener en cuenta las dificultades en la gestión social y de territorios que se debe considerar para la construcción de este tipo de proyectos, como lo ha mostrado la experiencia reciente en la costa norte del país.

Este reemplazo por plantas solares requiere el uso de 225.000 hectáreas de tierra, lo que equivale al 10% del área total del departamento de Boyacá, o una aproximada a las áreas metropolitanas agregadas de Bogotá y Cali.

En adición, debe tenerse en cuenta el efecto que una propuesta de ese tipo tendría sobre las finanzas públicas en las regiones productoras de carbón. Para el caso del sector eléctrico, las plantas térmicas a carbón dejarían de consumir entre 6 millones de toneladas al año, por lo que propuestas como que el “Gobierno compre el carbón para que no se use”, representarían un esfuerzo fiscal año cercano a los 2.4 billones de pesos, que impactaría el presupuesto nacional en un valor similar, adicional a los recursos que se requieren en la actualidad  para cubrir el déficit anual de subsidios de energía eléctrica, especialmente para los usuarios de estratos 1, 2 y 3.

A su vez, mantener pilas de carbón en superficie sin usar genera impactos ambientales profundos como son la generación de lixiviados y escorrentía con afectaciones en el suelo y en el agua (generado por lluvias); la afectación paisajística y de la calidad del aire por dispersión de contaminantes, principalmente material particulado; además, se sumaría un impacto sobre la fauna terrestre, hidrobiológica y avifauna, entre otros.

Al sumar los efectos de comprar el carbón producido para usarlo y el reemplazo de la capacidad instalada de las térmicas a carbón por energía renovables, esto se traduciría en un aumento en las tarifas de energía eléctrica de 102 $/Kwh, que para un usuario estrato 4 en Bogotá representaría un aumento del 16%en su factura.

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