La guerrilla del ELN es de las más sanguinarias, traicioneras e indescifrables de las que puedan existir en el mundo. En los últimos días  han seguido con acciones terroristas que lo único que han logrado, es causar más dolor en el país, y que el gobierno del Presidente Gustavo Petro, haya decidido suspender el proceso de paz que adelantaba con este grupo ilegal.

Apoyo total a la decisión del mandatario colombiano. No era para menos. Seguir extendiéndole la mano a este grupo terrorista, sería una muestra más de debilidad.

Pero no nos ilusionemos. Ya conocemos que estos dolores se pasan muy rápido al interior del gobierno. De este, y de otros del pasado, como el de Santos, que cuando el ELN hacia sus diabluras, ellos en palacio de Nariño, hacían sus pataletas, suspendían diálogos y luego aduciendo presión de la sociedad civil, volvían a sentarse a hablar en la Habana, o Venezuela, donde viven a sus anchas los cabecillas guerrilleros, apoyados de los gobiernos de esos países que le acolitan todo.

No hay cosa más difícil que dialogar con una guerrilla como el ELN. Un grupo de hombres armados que actúan en operación avispa a espaldas de su enemigo, y luego de hacerlo, se camuflan entre el campesinado que por culpa del grupo ilegal, sufren el estigma del resto del pueblo.

¿Cuántos intentos más tendremos?. Si este grupo no logra ponerse de acuerdo con un gobierno ideológicamente parecido a sus ideales, no podrá ponerse de acuerdo con el que asuma en 2026, que de seguro, será muy distante del actual.

Definitivamente la mentada paz total, no existe.

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