El personajazo de alcalde que tiene Aguachica, salió hace unos días con unos comentarios muy destemplados, contra los magistrados de la JEP, y contra los difuntos. Los de la JEP tienen como defenderse, y demostrarle a la ciudadanía que El Chivo no dijo burradas, pero lo de los difuntos si me duele. Desde que en el cementerio tengo a mi padre y a mi hermano mayor sepultados, respeto más que nunca a los muertos. Su memoria es digna de respeto, sea quien haya sido en vida. De seguro Robinson Manosalva, tendrá que dar cuentas, o ante la JEP, o ante quien se presentan precisamente los difuntos.
Por cierto, la Curia aún nos debe una explicación. O bueno, se la debe a los dolientes de los difuntos que reposaban en el cementerio Nuevo. Un día los exhumaron y los echaron quizá donde para construir la hermosa catedral que hoy se erige en Valledupar, y que envidian muchos en el país. Las cuentas no se las deben solo a los dolientes, sino que la JEP en cualquier momento se las pedirá, porque ahí estaban enterrados, según Medicina Legal, muchos de los cuerpos de personas desaparecidas y muertas durante lo más crudo del conflicto en esta región.
Por cierto, hablando de restos humanos, en el predio del antiguo Idema donde hoy se construye la Plaza de Vendedores acaba de aparecer el cráneo de una persona cuando los obreros adelantaban sus labores. De acuerdo con lo que conocimos, la mejor decisión de la empresa que lleva a cabo la construcción, no fue llamar a Medicina Legal, sino echar a la basura el cráneo, sin reportarlo a las autoridades. ¿Hay un cementerio en este predio?, no sería extraño. Recuerden que allí lo que operada hacia muchos años, era una olla, antes de convertirse en un basurero a cielo abierto. Allí más de una persona fue asesinada, y por lo visto, también sepultada.
La forma como se trata a estos cadáveres no guarda ninguna coherencia con nuestras creencias cristianas. El destino de los restos humanos no puede ser un basurero.
