Mi hermano y yo – no voy a hablar acerca de la canción de Emiliano – teníamos la bendita costumbre de sentarnos, a escuchar detenidamente una a una las canciones del Binomio de Oro el día que salían al mercado. Las analizábamos con filigrana, las escuchábamos verso por verso, por delante y por detrás como orfebre observando una pieza de …