El sueño de muchos, cumplido por pocos, es la historia de Ariel y Sole, una pareja de novios argentinos, 28 años de edad, que decidieron levantarse de la rutina diaria ante un escritorio y salir sin pensarlo tanto a recorrer América en una vieja Volkswagen kombi, desde Buenos Aires hasta Alaska.
Sentados en la terraza de Robert Fernández, viajero vallenato que hizo un recorrido pero con destino al sur, Ariel, Sole y su perra ‘Panela’, cuentan que para poder viajar hay que apagar la televisión. No se puede desprender el ser humano de tantos temores, prejuicios y tabúes sobre los países vecinos, si no se desconecta la mente de los estereotipos que venden los medios convencionales.
Ariel Martin Mancuso y Sole Oviedo novios hace 4 años y de convivencia los 15 meses del viaje. Aventura que empezó el 2 de mayo de 2015. Despedidos por sus familiares y amigos en un parque de Buenos Aires, a bordo del vehículo modelo 84 salieron con rumbo hacia la Patagonia.
“No queríamos algo formal en los colores del carro, así que nosotros mismos pintamos con aerosol, nosotros queríamos viajar y la estética nos pareció secundaria. La lijamos toda, pintamos de blanco y luego los colores naranja, amarillo y verde”, dicen ambos, en un dialogo abierto a tres voces.
El primer mes llegaron a lugares turísticos como Trelew en la Provincia de Chubut, sur de Buenos Aires. “Te recomiendan no viajar de noche pero en Bolivia nos pasó que hicimos todo el altiplano, entonces la Kombi no quería andar de día, así que casi todo Bolivia lo hicimos de noche. Perú también, Machi Picchu y cruzamos hasta Nasca todo de noche”, dicen.
Llegaron el 10 de abril a Colombia con expectativas. “A Valledupar llegamos hace tres o 4 días, martes en la noche, el 2 que cumplimos 15 meses de viaje. La verdad es que somos malos para las fechas la verdad es que a veces no sabemos ni en qué día vivimos, ya no existen los lunes, no importa si es viernes en la noche, cada día es un día más”.
De Medellín a Bogotá y después a La Guajira, al Cabo de la Vela. La ruta por Colombia es una excusa para llegar a Cartagena y de ahí al puerto de Colon en Panamá en donde les cobran 1500 dólares por cruzar en un contenedor el vehículo. Ellos viajan aparte. Este tipo de asuntos económicos les preocupan más que la inseguridad aunque sobre esto hay varias anécdotas.

“Toca si o si pagar ese dinero o seguir viajando solo por Suramérica. Vamos a cruzar, mientras tanto aprovechamos para mandar correos a varias empresas, contactar a otros viajeros que ya cruzaron y nos pasan información, algunos tips”, afirma Ariel.
Les quedan 70 días de permiso en Colombia. Si bien es cierto que argentinos, colombianos, y otros ciudadanos de América pueden visitar países del continente sin Visa, esos permisos son por tiempos limitados. México y Panamá son los países a los que un colombiano puede ir sin Visa y estar máximo 180 días. Los demás países pueden ser visitados 90, 60, 30 días son el documento.
Ariel y Sole, dedican su tiempo en Colombia a buscar viajeros colombianos que deseen cruzar Panamá a Centro y Norteamérica, para compartir el contenedor por el que pagan cerca de 5 millones de pesos. Para esto deben coincidir con un viajero paisa en la llegada a Cartagena.
Filosofía para viajar
“Nuestro primer gran viaje. Cuando yo salí no lo tenía tan claro, contale vos”, dice Sole, y Ariel manifiesta, “yo tenía un trabajo muy rutinario de oficina, de 9am a 17, bien metido en el ‘sistema’, tenía proyecto de comprar moto, carro, casa, apunto de entrar al mundo material y nada de esos me satisfacía y empecé a ver viajeros hacer grandes viajes que no eran ricos, y esto era cuestión de voluntad, llegó un poco de inspiración y llegó Sole. Cambiamos el plan de moto a la Kombi, 3000 dólares en Argentina”.
La economía de Argentina, dice Ariel, no permite ganar más de un promedio de 1000 dólares mensuales. Profesionales jóvenes, cumpliendo horarios y dejando un poco para su pasión por el futbol, la agricultura, ganadería, productor y servicios en todo el territorio, algo como Colombia.
“Quién te asegura que la rutina…quién te asegura, vos cómo sabes que vas a vivir para siempre. Es decir, bueno, en 5 me recibo, tengo una casa y así queres contar, llegas a 80 años y bueno. Yo estudiaba química de alimento para la industria y trabajaba en un laboratorio en la parte de microbiología…”, narra Sole sobre sus motivos para emprender.
Sufrieron contratiempos de todo tipo antes de salir desde Buenos Aires. Un día antes de la fecha planeada la Kombi se averió y es que el carro no brinda mucha confianza, pero ya que llegó a Valledupar dice mucho de su resistencia. Ingeniería alemana.
La inseguridad
Cuando Ariel y Sole llegaban a Chile, a Temuco, en donde surgieron los poemas de Pablo Neruda cuanto tenía 15 años, estaban perdidos sin mapa, ni otros elementos que pudieran ubicarlos. “Nos paran en la calle dos personajes: un chileno, peticito (hombre pequeño) y un brasilero lleno rastas. El peticito hablaba en chileno y no le entendíamos nada, el brasilero hablaba en portugués y pues menos. Agitaban las manos y veníamos con la desconfianza de la ciudad y no queríamos ni bajar los vidrios, pensamos que nos iban a robar y resultó que este brasilero tenía una Kombi y nos invitaron a su casa, sorprendidos con toda la amabilidad del chileno y después a la casa del brasilero”.
La parte dura, el segundo robo en Perú. “Dos grandes robos y dos pequeños. Un peruanos nos invitó a dormir en su casa y no tenía garaje, dijo que era un barrio tranquilo y dejamos el carro en la calle, el ultimo día forzaron las puertas y e entraron y se llevaron todo lo que estaba al alcance de la mano. No nos recuperábamos de un robo 20 días antes y ya nos robaban otra vez”, dijo Ariel.
El aprendizaje de la pareja de argentinos es que: No todo lo que parece inseguro es seguro y viceversa. Tal cual.
El destino
Llegar a Alaska es una excusa para recorrer el continente. “Haremos las visas en Costa Rica. Iremos hasta Méjico que no nos pide visa y bueno, Alaska es la mitad del viaje, pues tenemos que regresar, y cuando lo hagamos queremos ir a Venezuela”.
La cautela es su verdadero pasaporte. Aseguran que irán a países como Venezuela que hoy están desacreditados en lo que a seguridad se refiere por su situación bastante documentada.
Viajar a otros países, dicen, no sería fácil si se concentran en las versiones que la televisión vende. “Para poder viajar tenés que apagar la tele”, afirman y sonríen. Gran verdad, si todos los viajeros se concentraran en lo que dice la prensa, las redes sociales, sobre los diferentes lugares del mundo, aun los territorios vecinos, simplemente no habría recorrido.
Hoy Ariel Martín Mancuso estaría sentado en el escritorio y estudiando ingeniería. Sole Oviedo llenando formas, observando pruebas y resultados del universo natural, el cuerpo humano y todo lo que implica su carrera.
Por el contrario, están visitando Valledupar, el Balneario Hurtado, Cañaverales, La Guajira y otros lugares a los que Robert Fernández, otro viajero que apaga el televisor y ayuda a niños en condición de calle, los ha llevado. “Apague y vámonos”.
Nota: Los recorridos de Ariel y Sole no pueden verse en tiempo real en redes sociales. Ellos disfrutan el viaje, las fotos se publican después.