Por estos días etiquetaron en mi perfil de Facebook, una pregunta realizada a todos los precandidatos que buscan este 25 de octubre próximo, hacerse con el primer cargo de elección popular en la ciudad: “señores precandidatos a la Alcaldía de Valledupar ¿cómo haría usted de Valledupar una ciudad más segura?”.
He estado expectante y atento a cada una de las respuestas de quienes han osado contestar tal cuestionamiento, unos con mayores y mejores argumentos que otros, algunos bastantes descontextualizados y otros más aterrizados y juiciosos en sus análisis y propuestas. Lo cierto es que los índices de inseguridad son alarmantes.
Según boletín No. 6 la Red de Ciudades Cómo vamos, de las ciudades intermedias. Proporción de ciudadanos que se sienten seguros en la ciudad 33,9% en el 2013, es decir, que 66,1% se sentía inseguro ese año. Sin dudas ese 66,1% esta disparada para el año 2014 y lo que va del 2015.
En cuanto a la tasa de homicidios, esta asciende a 24,5 por cada 100.000 habitantes. Hay que decir que está por debajo de la media nacional, pero registra 435 lesiones personales también por cada 100.000 habitantes. El hurto de automóviles paso de 38 en 2011 a 126 en 2013, el de motocicletas de 228 a 576 y el hurto a personas en vía pública de 820 a 984.
Sumado a esto, según la misma encuesta de percepción, somos dentro del grupo de ciudades intermedias la de menor ingreso tributario per cápita $203.407 para el 2013. Esa situación no ha mejorado sin dudas. Registramos también un tasa de 31,4% de población en situación de pobreza y aunque no lo diga la encuesta en mención registramos también una significativa tasa de pobreza absoluta.
La tasa de desempleo debe estar a mi juicio por encima del 15%, mientras que la informalidad ronda el 40%.
El tema de la inseguridad es a mi juicio bastante complejo, esto en razón a que son muchos los factores que alimentan este flagelo en la ciudad. Para hacer un análisis juicioso y medianamente responsable al respecto tenemos obligatoriamente que escrutar cada una de esas causas. De no ser así podríamos terminar en posturas sesgadas de derecha, que señalan la falta de medidas de caracteres represivos, policivos y sancionatorios como la causa de la problemática en cuestión y por tanto la respuesta a ello sería en tal sentido, o en su defecto en las que se circunscriben en la ideología de izquierda, que conciben su origen simplemente en las desigualdades sociales y por tal razón, la respuesta al fenómeno es la generación de oportunidades y mayor inversión en políticas y programas que apunten a la reducción de la pobreza y las desigualdades.
Entre los antecedentes de violencia e inseguridad en Valledupar tenemos; la arremetida paramilitar que desde principio de los 90tas empezó a impactar negativamente el proceso de desarrollo y la seguridad ciudadana en la ciudad, y por tal razón, el año 2007 Valledupar era la quinta ciudad receptora de población desplazada, alcanzando una población de 51 mil personas registradas en el RUPD, fenómenos como este empiezan a desestabilizar el desarrollo y la seguridad ciudadana en Valledupar. Esto da cuentas del crecimiento paulatino de los cordones de miseria que rodean la ciudad; 30 invasiones, 25 urbanas y 5 corregimientales, albergando a un poco más de 12 mil familias que viven en condiciones infrahumanas.
Casi 3 mil desmovilizados recibimos, a los cuales el municipio no les brindó las suficientes garantías que requiere un grupo de personas, que lo que han aprendido es a ser agentes generadores de violencia, para que desaprendan lo aprendido y empoderarlos de nuevos conocimientos que les permitan una mejor interacción en la sociedad.
Una cárcel que con su carácter de máxima seguridad trajo a la ciudad a los peores delincuentes del país y con ellos a sus estructuras criminales es otro factor a considerar. Un sistema educativo perverso que convierte a los estudiantes en cheques -al subsidiar la demanda y no la oferta- los cuales son disputados por las instituciones educativas a objeto de robustecer sus presupuestos, generando un hacinamiento que se refleja de manera automática en la calidad de la educación que se imparte, haciéndole entrega a la sociedad de toda una serie de productos defectuosos, es decir, jóvenes académicamente muy regulares, carentes de valores, de identidad sociocultural y sin el más mínimo sentido de pertenencia con la ciudad.
Falta de confianza de los ciudadanos en las instituciones encargadas de brindar seguridad, es un ingrediente más de tal problemática.
En tal sentido, como son muchas las causas del problema, debe ser en consecuencia un grupo de medias articuladas, unas de choque o a corto plazo y otras a mediano y largo plazo, a fin de reducir los índices de violencia e inseguridad en la ciudad, y en un próximo artículo trataremos algunas de ellas.
Por: José Luis Sierra Mendoza
@sierrajose1979
E-mail: simenjol@hotmail.com