Bogotá, febrero 18, 2025. La integración de la inteligencia artificial (IA) en la educación ha generado grandes expectativas, pero también ha desatado preocupaciones por su impacto en el aprendizaje de los estudiantes y el desarrollo del pensamiento crítico. El uso incorrecto de estas herramientas, como ChatGPT, podría estar afectando la calidad educativa y propiciando prácticas de fraude académico, lo que limita la formación integral de los estudiantes.

«La adopción acelerada de la IA generativa, especialmente después del lanzamiento de ChatGPT en 2022, ha transformado diversos sectores, incluido el educativo. Sin embargo, es necesario integrarla de manera ética y responsable para evitar que se convierta en un obstáculo en lugar de un recurso educativo valioso», afirmó Pedro Wightman, profesor de la Escuela de Ingeniería, Ciencia y Tecnología de la Universidad del Rosario.
Uno de los riesgos más significativos que destaca el profesor Wightman es el uso indebido de la inteligencia artificial por parte de los estudiantes. Muchos presentan textos generados por estas herramientas como si fueran propios, lo que no solo constituye un fraude académico, sino que también afecta su proceso de aprendizaje. «El problema no está en la herramienta, sino en su uso indebido. Si reemplaza el esfuerzo del estudiante, la IA puede perjudicar el desarrollo del aprendizaje», agregó el académico.
Uso ético y responsable de la IA
El uso adecuado de la inteligencia artificial requiere que los estudiantes desarrollen habilidades clave, como el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y la comunicación efectiva. Estas competencias son esenciales para que los estudiantes puedan evaluar la validez de las respuestas generadas por la IA y utilizarla como complemento en lugar de sustituto del trabajo intelectual.
«La IA puede ser una aliada en el aprendizaje cuando se usa correctamente. Puede ayudar a analizar textos complejos o realizar una última revisión de estilo, sin que el resultado final se vea alterado de manera significativa», explicó Wightman, quien enfatizó la necesidad de que las instituciones educativas adopten estrategias pedagógicas éticas para integrar esta tecnología de manera efectiva.
Para garantizar un uso responsable de la IA, el profesor Wightman propone varias estrategias pedagógicas. Entre ellas, se encuentran la capacitación a docentes para diseñar actividades en las que la IA actúe como apoyo y no como sustituto, así como fomentar el uso responsable de estas herramientas. Además, subrayó la importancia de que los estudiantes no dependan de la IA para aprender los fundamentos de las disciplinas, y sugirió innovar en las metodologías de evaluación.
Entre las propuestas, se incluyen las evaluaciones presenciales, como presentaciones orales, y el uso de bitácoras de proceso, donde los estudiantes documenten cómo interactúan con la IA, analicen las respuestas generadas y mejoren sus instrucciones. Esto permitiría evaluar habilidades como la expresión escrita, el análisis y la coherencia en la construcción del producto, así como asegurar que los estudiantes hayan comprendido los contenidos fundamentales de sus disciplinas.
Para finalizar, Wightman destacó que la adopción de la inteligencia artificial en la educación es un proceso inevitable y que, para aprovechar al máximo sus beneficios, docentes, estudiantes y directivos deben trabajar juntos. «El reto está en crear un entorno en el que la IA impulse la creatividad, la eficiencia y el pensamiento crítico, transformando la forma en que aprendemos y enseñamos», concluyó el experto.
Con un enfoque ético y responsable, la IA puede convertirse en un poderoso aliado para el aprendizaje, permitiendo a los estudiantes del siglo XXI desarrollar nuevas habilidades y alcanzar un nivel educativo más completo y adaptado a los retos del futuro.