Para nadie es un secreto que la esencia multidimensional de la práctica docente es allanar la brecha paradigmática entre teoría y praxis. Es así como no quedan dudas que propiciar la cercanía entre tales conceptos tiene que ver con la gestión colectiva que se entrama alrededor de la progresividad de los aprendizajes. En parte es materializar el discurso teórico para que los estudiantes puedan transformar las informaciones en conocimientos, para que esos conocimientos se puedan llamar de esa manera, cuando en el mundo de la academia y en las arenas movedizas de la cotidianidad los constructos cognitivos solucionen problemas científicos o las disyuntivas existenciales de las personas comunes y corrientes. Las dos cosas finalmente son lo mismo.
La práctica docente entre otras cosas debe legitimar las prácticas éticas. Son a mi modo de ver un matrimonio indisoluble que vincula irremediablemente las habilidades, las actitudes, los sentimientos, los conocimientos, y desde luego, la agenda multiideológica que hace parte del equipaje intelectual del docente.
Por tanto la agenda política de un docente moderno incorpora cada vez con más fuerza los contenidos pluridisciplinarios de los medios masivos de comunicación. Como postula Chomsky, unos medios masivos de comunicación al servicio de una verdad convencional, codificada y legitimada por los “poderes corporativos dominantes”. No en función de, sino al servicio de…
Habría que decir que es prácticamente imposible ir a las Instituciones educativas de cualquier rango o estrato a <dictar clases>. Deliberar, debatir, confrontar, consensuar o no estar de acuerdo es la respuesta ansiada, a una pregunta cada vez más frecuente: “Profe, eso que vamos a aprender hoy, para que me va a servir en el futuro”.
Obviamente que la respuesta no está en la malla curricular, en el plan anual de asignaturas, en el proyecto de aula, en los planes semanales de clase, ni en la meticulosa e irreal secuencia didáctica. Va más allá de los logros académicos, la motivación, los aprendizajes, los comportamientos, la moral como estilo de vida. Es evidente que los estudiantes quieren escuchar para discrepar, desean observar para contraopinar, aspiran a experimentar para disentir, pretenden no las direcciones de los edificios relucientes de las verdades a medias, sino hacer ellos mismos los caminos acompañados de un docente inteligente que corteje lo más discreto posible los procesos de crecimiento social, dentro de ese gran proyecto de sociedad que le apueste más a la preservación de la vida que al rentable negocio de la violencia, por ejemplo.
Es un hecho que la práctica docente en muchos países del mundo se entrecruza con los metalenguajes de las guerras, los medios masivos de comunicación y la ética. Un ejemplo verídico de éste cóctel de metáforas de sobrevivientes es el filme “Las tortugas también vuelan” de Bhaman Gobadi. En la cinta se muestra más allá de las imágenes certificadas a través del discurso invasor de los militares norteamericanos, que la guerra se traga a la educación, a la moral, a la ética… a la tabla de multiplicar de los sentimientos sin compasión alguna.
Satélite, una especie de líder atribulado, traduce noticias creyendo en la bondad de los que asesinaron a sus padres, los ancianos del campo de refugiados le temen más a los programas prohibidos que a las minas antipersonas que le han arrebatado los sueños a los niños de Kurdistán, Agrin es esa pequeña antiheroina que cuestiona con su acto de liberación personal las estructuras antiéticas de la guerra. Les informo que Agrin tiene 12 años y fue brutalmente violada por varios soldados en medio de un conflicto armado que ella no pidió vivir. Hagamos una cosa, la juzgamos despiadadamente en la clase de Lengua castellana de grado Décimo de la Institución educativa Leonidas Acuña o la estigmatizamos desde las múltiples perspectivas morales en el Módulo de Dimensiones éticas de la profesión docente de la Universidad Mariana.
En la película “Las tortugas también vuelan” no hay justicia poética para el amor. El collar de casquillos de balas que Satélite adquirió en el mercado negro de armas cerca del campo de refugiados no estuvo jamás en el cuello mugriento de Agrin. A Hengov, el joven mutilado que predecía las desgracias, el amor que sentía por su hermano Rega, no le alcanzó para evitarle el trágico final que tuvo. La película es la más firme prueba que la amistad más que un valor social, es un vínculo irrompible que desafía el discurso del miedo y la ceremonia del terror.
Retomemos el hilo conductor del escrito: la práctica docente va más allá de colocar la fecha, pasar lista, dictar conceptos, explicar contenidos, colocar ejercicios, dejar tareas para la casa, calificar las tareas, colocar fechas … En fin. La práctica docente no consiste solamente en exigir mapas conceptuales sin enseñarlos o confundirlos deliciosamente con un mapa de ideas o una red conceptual. Sepan que al contrario de mis tiempos escolares Redalyc existe. El ejercicio docente hace mucho rato superó el chiste flojo de las fotocopias descontextualizadas y los grupos de cinco, pero en el que solamente piensa y resuelve uno. El aprendizaje colaborativo o cooperativo es otra cosa. Por tanto requiere de la planeación de ejes nucleares que conecte los objeto de estudios, contenidos, competencias, problemas y cercanía con las investigaciones disciplinares recientes acerca del tema tratado.
Aunque no parezca los medios masivos de comunicación son el insumo predilecto de todas las temáticas del imaginario conceptual de todas las disciplinas del saber y de todos los artilugios del conocimiento. Es posible que le prohíbas a los estudiantes de Primaria o bachillerato el uso del celular. Más que autoridad, caíste en el autoritarismo. Prohíbes y prohíbes lo imposible; y el mundo real está interconectado por esa inmensa urdimbre de las tecnologías de la información y la comunicación. Los estudiantes te oyen sin escucharte y es posible que usen sin que te des cuenta la tecla “eliminar” marcada con tu nombre. Es así como hoy día hay más docentes en la “papelera de reciclaje” que en los debates argumentados que exige la educación contemporánea.
Es un asunto irreversible y aunque no parezca la enseñanza de la Ética, si es que se puede enseñar, debe ser abierta, creativa, novedosa, emprendedora, transformadora, debe materializar la ruptura permanente de paradigmas sociales, culturales, personales, cognitivos y políticos. Debe dejar de ser considerada un apéndice invisible de todas las religiones. Debe abandonar la cátedra magistral como las demás áreas del conocimiento. Debe renunciar a su ropaje de asignatura fría y calculada, para transitar por todos los senderos de la información y el conocimiento. Si, transversal, multidimensional, laica, legal, sin tantos pre-juicios, sin tantas creen-cias, científica, humana, centrada en los derechos y en los deberes, y obvio, adaptable a los cambios vertiginosos de estos tiempos, sin negociar su esencia fundante: garantizar la dignidad humana a toda costa.
Es posible que mis estudiantes hayan comprendido el mensaje que importa, es posible que prefieran transcribir textos insulsos o escuchar historias de vida desafectadas de la realidad en donde lo relevante para ganar la asignatura sea tragar entero. Es posible que las historias trágicas de Satélite, Pasheo, Sherko y Rega nos recuerden que en Kurdistán la barbarie de la guerra y la estupidez de los guerreros hagan que existan “familias que ponen el nombre de Mina a sus hijos recién nacidos”.
Osmen Wiston Ospino Zárate.
Osmen Wiston Ospino Zárate
Pedagogo:Normal Marina Ariza Santiago
Licenciado en Administración Educativa: Universidad San Buenaventura
Especialista en Metodologías del Español y la literatura: Universidad de Pamplona
Especialista en Educación con enfasis en evaluación educativa:Universidad Santo Tomás.
Diplomado en Políticas educativas públicas: Universidad Pedagógica Nacional.
Diplomado en Investigación Socio-jurídica: Fundación Universitaria del Área Andina.
Diplomado en Docencia Universitaria: Convenio INFOTEP-Escuela de Minería de la Guajira – EMG.