A José Alfredo Gnecco no le ocurrió lo de a Chichí Quintero. El senador, viajó a Bogotá en búsqueda del aval para su candidato a la Gobernación, y regresó con él. Hoy Franco Valle es el aspirante al primer cargo del departamento por el partido de la U.  Mientras tanto Chichí no pudo. Hace varios días fue a Bogotá, se tomó la foto al lado de su candidato y las directivas del partido Cambio Radical, pero días después, el tal co aval, quedó en nada, cuando Alfonso Mattos se tomó la foto con documento en mano en el que avalaba a su candidato Jaime González a la Alcaldía de Valledupar. Lo hizo por Cambio Radical, y dijo «aquí mando soy yo!»

Las dos fotos, los dos avales, no es más que la muestra de que los «poderosos» andan reventados y que esa alianza que permitió llevar a la Alcaldía de Freddys Socarrás, ya no es nada, ya no existe. Pero también deja claro que esta puja la ganó un empresario, un hombre que no tiene credencial en sus manos, pero si el poder para hacer y deshacer al interior de su colectividad. A Mattos le pesa más la cola que a Quintero, aunque no tenga credencial, ni emisora, pero si un avión privado en el que viaja donde el vice presidente Germán Vargas Lleras cada vez que le viene en gana, le habla al oído y al parecer le escuchan, y bien claro.

Por lo visto, la credencial de Representante la sigue teniendo en su poder Carlos Felipe Quintero, porque si la hubiese tenido su papá, tal vez la puja fuera de Chichí.

Otrora son los tiempos en los cuales los congresistas eran los líderes naturales de su colectividad. Por lo menos Cambio Radical tiene a un empresario de líder, y no a un empresario político con credencial liderando.

 

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