Río de Oro junio 19 de 2025. Luego del trágico atentado que costó la vida a dos uniformados de la Policía Nacional en la mañana de este martes, el alcalde del municipio, Arnoldo Osorio Rincón, rompió el silencio para confirmar los hechos y lanzar un enérgico reclamo por la falta de respuesta institucional frente al deterioro de la seguridad en el sur del departamento del Cesar.
Los policías fueron atacados en inmediaciones de la estación local, ubicada en la entrada del municipio, en un punto clave de tránsito hacia la región del Catatumbo. Aunque no se ha confirmado oficialmente si se trató de un ataque con francotirador o de hombres armados en motocicleta, el alcalde aseguró a este medio de comunicación que la estación ya había sido objeto de sobrevuelos con drones en días previos, hecho que había sido denunciado sin que se adoptaran medidas preventivas.
“En estos días hubo un sobrevuelo con drones. Informamos al Gobierno nacional y departamental, pero hoy nos levantamos con la trágica noticia de que perdimos a dos hombres que servían a la patria”, declaró.
La estación atacada ya había sido denunciada
El lugar del atentado no era desconocido para las autoridades. Se trata de la misma estación que el mandatario había calificado como «desbaratada e insegura», y donde permanecen 10 personas privadas de la libertad. Según Osorio, la situación estructural y de vulnerabilidad del puesto policial ya había sido advertida ante entidades nacionales y departamentales.
“Yo invito a los medios de comunicación a que vayan y evidencien lo que he dicho: esa estación no es apta. Se está cayendo. Los policías viven en condiciones indignas, entregando su vida en una estructura que no garantiza nada”, afirmó.
“Nos sentimos completamente solos”
El alcalde fue enfático en denunciar el abandono institucional que, a su juicio, sufre el municipio de Río de Oro. Pese a reiteradas advertencias sobre los riesgos y amenazas, asegura que no ha recibido respuestas concretas del Gobierno nacional ni del departamental.
“Siempre solicito apoyo, pido ayuda a través de los medios, pero no hemos tenido ninguna. Hoy tenemos que lamentar dos muertes que pudieron haberse evitado”, reclamó. Añadió que mientras se incrementa la tensión en la zona, “todos se hacen los ciegos y sordos con nuestro municipio”.
El mandatario también reveló que tras la reciente tentativa de secuestro contra la alcaldesa del vecino municipio de González, sí se anunció el fortalecimiento de su esquema de seguridad, incluyendo una camioneta blindada, pero que él no ha recibido ofrecimientos similares ni respuesta a sus alertas.
Un llamado al diálogo, no a más armas
A diferencia de lo que sería una petición convencional de más escoltas o vehículos blindados, el alcalde Osorio abogó por una solución estructural a la violencia.
“No es llenarnos de escoltas ni de carros blindados. La solución es que el Gobierno escuche, que se sienten con los grupos al margen de la ley. Esta guerra absurda solo está dejando víctimas y dolor”, expresó con firmeza.
Añadió que actualmente solo cuenta con dos escoltas —uno de la UNP y otro de la Policía— y que se moviliza a pie o en moto por el municipio. “Yo creo que soy el alcalde más tranquilo de Colombia. Pero eso no es seguridad, eso es confianza en Dios”, dijo con ironía y preocupación.
Un municipio bajo amenaza constante
El atentado en Río de Oro se suma a una seguidilla de hechos violentos en la zona, incluyendo el reciente intento de secuestro de la alcaldesa de González. Ambos municipios comparten una alta exposición a grupos armados ilegales, incluyendo estructuras guerrilleras y paramilitares.
“Estamos organizando un Festival por la Paz para los primeros días de julio, porque todos estos meses han sido trágicos para Río de Oro. Queremos cambiarle el rostro al municipio, pero solos no podemos”, explicó Osorio.
Finalmente, hizo un llamado directo al presidente Gustavo Petro: “Necesitamos que el Gobierno actúe. Que la gobernadora convoque al presidente y mire lo que está pasando. Río de Oro es la puerta del Catatumbo y no puede seguir siendo ignorada”.
