Valledupar, junio 24 de 2025.   Tras casi dos semanas de enfrentamientos directos entre Israel e Irán, con bombardeos cruzados, destrucción de instalaciones estratégicas y amenazas latentes de una escalada global, las partes acordaron un alto al fuego de 12 horas, gestionado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La tregua, aunque frágil y con acusaciones mutuas de violación, ha bajado momentáneamente la tensión en una región al borde del colapso.

Así lo explicó el analista internacional Cristian Cárdenas, quien detalló que durante los 12 días de hostilidades, Israel logró neutralizar buena parte de las capacidades nucleares iraníes, mientras que Irán lanzó ataques masivos que pusieron a la población israelí a resguardo en búnkeres incluso en horario diurno.

“Irán bombardeó una base militar estadounidense en la región como respuesta simbólica, sin causar daños, y eso muestra que en el fondo hubo una coordinación diplomática subterránea”, dijo Cárdenas, señalando que tanto Israel como Irán sabían que necesitaban limitar la escalada, a pesar de la narrativa bélica.

Uno de los momentos más significativos del conflicto fue el uso por parte de EE.UU. de bombarderos B2, cada uno valorado en 4 mil millones de dólares, que lanzaron bombas bunker buster de 12 toneladas contra instalaciones subterráneas en Irán, especialmente la planta nuclear de Fordow, ubicada 60 metros bajo una montaña. Según Cárdenas, “eran las únicas bombas en el mundo capaces de alcanzar esa base”, altamente protegida.

El experto también reveló que días antes de los bombardeos, imágenes satelitales mostraron movimiento en las centrales iraníes, lo que sugiere que hubo una advertencia previa de Estados Unidos para evitar pérdidas humanas o materiales de alto valor. Prueba de esto sería la publicación del propio presidente Trump en su red Truth Social, donde agradeció a Irán por avisar del contraataque con misiles.

“Una guerra que se planeó durante meses”

Cárdenas aseguró que Israel venía planeando esta operación desde hacía al menos ocho meses, con agentes infiltrados en Irán, ataques precisos contra líderes militares, científicos nucleares y objetivos clave del régimen. “Los bombardeos fueron tan milimétricos que parece que alguien en tierra los estaba guiando. Esto no fue improvisado”, añadió.

La ofensiva israelí también fue motivada, según el analista, por el debilitamiento reciente de Hezbolá tras la muerte de su líder Hassan Nasrallah, lo que llevó a Israel a avanzar contra quien consideraban su principal patrocinador: Irán.

¿Derrota o pacto implícito?

Aunque a nivel militar Irán quedó visiblemente golpeado, el régimen no colapsó. No hubo protestas, rebeliones ni intentos de golpe de Estado. “Eso demuestra el nivel de control interno del gobierno iraní”, afirmó el experto, subrayando que, pese al impacto, Irán conservó la cohesión política.

Cárdenas también planteó que, aunque Irán parece haber sido derrotado, el trasfondo podría ser más complejo. “Todo apunta a que hubo acuerdos tácitos entre ambos países y con Estados Unidos. Esta guerra tuvo una fachada militar, pero en el fondo fue una operación diplomática cuidadosamente orquestada”, concluyó.

Repercusiones regionales

Consultado sobre la reacción de potencias como China y Rusia, Cárdenas explicó que ningún país intervino directamente, lo que indica que Irán prefirió aislar el conflicto. “Le dijeron a sus aliados: esto lo resolvemos entre nosotros”, sentenció.

Finalmente, dejó abierta la puerta a nuevos análisis: “Aún no se sabe todo lo que ocurrió. Seguramente hubo algo más bajo la mesa. Pero por ahora, la región respira una calma tensa.”

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