Con una jornada llena de color, talento y tradición, la localidad de Suba en Bogotá se convirtió en el escenario del Tercer Festival Nacional de Música Colombiana, realizado en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. El evento, organizado por Gestarte y la Fundación Arte Colombia, contó con el respaldo de SAYCO, reafirmando su compromiso con el fortalecimiento de la música nacional y el reconocimiento a sus creadores.

La apertura estuvo a cargo de Judy Halerssa Jiménez, María del Pilar Barrero y el maestro Miguel Ángel Hernández, director ejecutivo de Gestarte, junto con directivos de las entidades organizadoras. La conducción oficial del festival estuvo en manos del Maestro SAYCO y periodista Ricardo Bautista Pamplona, quien guió con emotividad cada momento del encuentro.
Durante la celebración, se rindió homenaje a destacados referentes de la música nacional. Entre ellos, los maestros SAYCO, la cantautora Victoria Sur, el maestro Gyentino Hiparco Peña y el compositor César Augusto Ramírez, quienes han dejado huella en la identidad musical del país.
El festival también fue escenario para la presentación del libro “La voz de los fantasmas”, escrito por la maestra y cantautora SAYCO Rosa Luna, quien explicó que su obra busca “dar voz a las memorias silenciadas por el tiempo, a esas historias que siguen resonando en la cultura colombiana”.

Uno de los invitados especiales fue el maestro SAYCO Cristopher, cuya presencia simbolizó el respaldo institucional a los artistas colombianos. Además, el público disfrutó de la presentación de agrupaciones como el dueto Tierra Viva, junto a la voz de Mariana la Colombiana, y el dueto Arena y Mar, quienes emocionaron con interpretaciones llenas de autenticidad.
Para SAYCO, este tipo de escenarios son vitales: “La música colombiana está más viva que nunca; eventos como este festival nos recuerdan la importancia de reconocer, proteger y celebrar a nuestros compositores”, señalaron desde la entidad.
El festival no solo exaltó la música, sino que también abrió espacio a la gastronomía, la danza y una feria empresarial que impulsó el emprendimiento local, convirtiéndose en un encuentro cultural integral.
La noche cerró dejando un mensaje claro: la música colombiana sigue resonando con fuerza, gracias al esfuerzo de quienes la crean, la interpretan y la defienden como patrimonio vivo de nuestra nación.