Bosconia, Cesar. Octubre 19 de 2025 — La vida da sorpresas, y a veces trae milagros. Uno de ellos tiene nombre y apellido: Hermes Orozco Carrillo, el joven de Bosconia que obtuvo 453 puntos en las Pruebas Saber 11, el puntaje más alto del Cesar en 2025. Su logro, ampliamente celebrado en el municipio, no sólo es resultado de disciplina y buen estudio: también es la historia de un hijo que llegó al mundo cuando ya nadie lo esperaba.

Hermes fue el cuarto hijo de la familia Orozco. Su llegada, recuerda su padre, tomó por sorpresa a todos, incluso a los médicos. “Hermes fue un pelado que nació no esperado… ya la familia estaba hecha”, relató su papá, aún con mezcla de orgullo y asombro. Su madre se había practicado ligadura de trompas tras su tercer embarazo, convencida de que su hogar estaba completo. Ocho años después, contra todo pronóstico, llegó Hermes.

Hoy, ese bebé “imposible” es el nuevo referente académico del departamento.

Desde pequeño, según cuenta su padre, Hermes fue disciplinado, concentrado y silencioso para estudiar. El joven cursó su bachillerato en el colegio Eloy Quintero Araújo, donde empezó a destacarse especialmente en materias de razonamiento y lectura. Pero detrás de los cuadernos también hubo una motivación más grande: un sueño que ha repetido desde niño —ser médico.

El padre de este joven recuerda una conversación que hoy le retumba con más fuerza:
Yo le dije: ‘Mijo, yo no tengo cómo pagarle medicina’, y él me respondió: ‘No se preocupe. Yo voy a entrar a una pública’”.

Hermes cumplió la primera parte del plan. Ahora quiere estudiar en una universidad pública —entre sus opciones está la UIS en Bucaramanga— y su familia espera que, con el puntaje obtenido, pueda acceder a becas que le permitan cumplir el sueño de vestir bata blanca y salvar vidas, tal como el mismo médico que le dio la noticia a sus padres de que estaba por venir al mundo. » Si viene es por algo, a lo mejor va a ser un médico» le dijo el galeno a los preocupados padres.

Cuando se publicaron los resultados, antes de que amaneciera, el teléfono ya no dejaba de sonar. “Desde las dos de la mañana lo estaban felicitando”, contó su padre entre risas. Él mismo supo la noticia a las 5:30, cuando abrió los ojos y ya su hijo era tendencia en los grupos de WhatsApp del colegio.

Hoy, Bosconia entero lo celebra. Y su historia —esa mezcla de destino, fe, sorpresa, estudio y talento— queda como un mensaje de fondo: hay milagros que llegan cuando la vida decide, y muchachos que, con disciplina, convierten ese milagro en propósito.


Por Limedes Molina Urrego

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