Colombia enfrenta un nuevo repunte en los casos de VIH, según el más reciente informe de la Cuenta de Alto Costo (CAC), el cual reveló que entre 2023 y 2024 el número de personas registradas con el virus pasó de 165.405 a 185.954, un incremento del 12,42 %. Aunque el aumento está relacionado con una mayor capacidad de detección tras la caída en pruebas durante la pandemia, las cifras reavivan la preocupación sobre los desafíos del país para contener la transmisión del virus.
Los expertos aclaran que este crecimiento no es necesariamente señal de un brote descontrolado, sino de la recuperación del sistema de tamizaje. Aun así, el panorama sigue siendo complejo. Las autoridades estiman que cerca de 230.000 personas viven con VIH en Colombia, lo que significa que unas 44.000 aún desconocen su diagnóstico, un factor que facilita la circulación silenciosa del virus y retrasa el acceso a tratamientos oportunos.
El perfil epidemiológico muestra patrones marcados: aproximadamente el 79 % de los casos corresponde a hombres, especialmente entre los 25 y 39 años, y una proporción significativa de los nuevos diagnósticos se registra en hombres que tienen sexo con otros hombres. Regiones como Bogotá y varios departamentos de la región Caribe concentran una parte importante de los reportes, impulsados tanto por el aumento real de casos como por la ampliación en la cobertura de pruebas. Solo en 2024, Bogotá confirmó 4.684 nuevos casos.
Frente a estas cifras, organizaciones sociales y profesionales de salud advierten que el reto no termina en identificar a quienes viven con el virus. “El diagnóstico temprano es apenas el primer paso. Si no garantizamos tratamiento, seguimiento médico y estrategias sólidas de prevención, las cifras seguirán en aumento y el impacto será aún mayor”, señalaron voceros consultados para este informe.
Los especialistas enfatizan que Colombia debe fortalecer campañas de educación sexual, reducir el estigma que aún rodea al VIH e incrementar el acceso a tratamiento antirretroviral, factores decisivos para evitar una expansión que no solo se exprese en números, sino en consecuencias sociales y sanitarias mucho más profundas.

