Confieso que a medida que iba mirando como en cada boletín que emitía la Registraduría a medida que avanzaba el conteo de votos del Plebiscito, las manos se me iban poniendo frías. El No superando el Sí me hacía pensar que la guerra urbana de la que habló el presidente Santos si el Plebiscito no se aprobaba, comenzaría esa misma tarde. ¿Y si el presidente tiene razón?, fue la pregunta que me hice una y otra vez. La calma llegó cuando el mandatario puso la cara al país y anunció que si había plan B, o por lo menos, surgió en medio de la adversidad.

1º, seguía siendo el presidente. Quiere decir que los que pedían su renuncia, como si la renuncia de un jefe de Estado no significara una profunda crisis política y social.

2º, el cese al fuego entre las Farc y el gobierno continuaría

3º, llamaría a los diferentes sectores a sentarse a dialogar para sacar adelante el proceso de paz.

4º, continuaría buscando el camino de la paz hasta el último minuto de su gobierno.

Palabras más, palabras menos, la hecatombe no llegó y los apocalípticos no tenían la razón.

Pero eso fue lo que dijo el presidente. Otra cosa se dice en las redes, donde quienes aún no aceptan la decisión de la mayoría de los votantes, insisten en lanzar mensajes de odio, muy a pesar de que defendían la supuesta paz. Que la culpa es de los uribistas, que los pastores y cristianos fanáticos son los culpables, que los que votaron no son brutos iletrados,  que se dejan manipular, que ganó la mentira, etc etc.

¿Por qué mejor no escuchan a Santos?  Y si no creen en el presidente, o simplemente les cae mal, ¿por qué no escuchan a Timochenko? Ambos insisten en su compromiso por encontrar la paz, eso sí, ya no podrán hacerlo excluyendo a sectores tan importantes como la iglesia cristiana evangélica a la que se le mira sobre el hombro simplemente porque su pensamiento no comulga con el humanismo exageradamente incluido en los Acuerdos de la Habana.

Es hora presidente de dejar de creer que todo el que invoca a Dios vive en la edad media. Es hora de buscar la sabiduría de lo alto, para encontrar el camino a la paz estable y duradera, y tal vez eterna. De no tener en cuenta estos sectores, se seguirá cumpliendo la Palabra: 1 Tesalonicenses 5:3 “….. que cuando estén diciendo: Paz y seguridad, entonces la destrucción vendrá sobre ellos repentinamente, como dolores de parto a una mujer que está encinta, y no escaparan”.

Por Limedes Molina Urrego

 

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