El corregimiento de Patillal, cuna de grandes exponentes del folclor vallenato, se prepara para vivir del 23 al 25 de diciembre de 2025 la versión número 36 del Festival Tierra de Compositores, que este año rendirá homenaje a la reconocida dinastía Maestre Molina, símbolo de talento, poesía y tradición en el género vallenato.
La familia integrada por Gustavo, Raúl, José Alfonso y Rodolfo Maestre, junto a su madre Elsa Molina Hinojosa, será exaltada por su invaluable aporte a la música y la cultura de la región. Durante tres días, Patillal se llenará de cantos, versos y notas de acordeón, en una celebración que busca mantener viva la esencia del vallenato tradicional.
El festival contará con concursos de canción vallenata inédita, acordeón juvenil, piqueria infantil (8 a 13 años), además de competencias de cometas y pintura infantil, fortaleciendo el relevo generacional y el amor por la música entre los más jóvenes.
Las inscripciones estarán abiertas del 12 de noviembre al 13 de diciembre de 2025 hasta las 5:00 de la tarde, y podrán realizarse en la Tienda Compai Chipuco, ubicada en la plaza Alfonso López de Valledupar, o en la Oficina de la Fundación Festival Tierra de Compositores en Patillal, justo debajo de la tarima Octavio Daza.
Sobre este reconocimiento, el cantautor José Alfonso “Chiche” Maestre expresó su gratitud con la organización del evento:
“En nombre de mis hermanos y de nuestra madre Elsa Molina, agradecemos de corazón a la Fundación Festival Tierra de Compositores por habernos escogido este año para exaltar nuestro aporte a la música vallenata. Estamos listos para recibir el homenaje y darle gracias a Dios por este don. Los invitamos a Patillal”.
La programación también incluirá un conversatorio sobre la vida y obra de los homenajeados y la presentación de agrupaciones musicales que llenarán de alegría el ambiente decembrino.
El Festival Tierra de Compositores de Patillal no solo representa una cita con el folclor, sino una oportunidad para revivir la memoria musical de un pueblo que sigue inspirando versos como aquel que evoca la nostalgia más pura:
“Ay Patillal, quiero ser ese niño que un día ayer tanto jugó, tanto corrió, con su inocencia de papel… qué daría yo para verme otra vez, ese tiempo no ha de volver”.
Con cada acorde y cada verso, Patillal volverá a cantar su historia, reafirmando por qué sigue siendo tierra de compositores.

