Las siete puñaladas que recibió el comerciante Andrés Mogollón en la puerta de su casa, víctima de atraco ocurrido en la carrera 17 con calle 11 del barrio San Joaquín es el suceso más reciente que ha colmado la paciencia de los habitantes de ese tradicional sector de Valledupar.

Mogollón, con tan solo 4 meses de vivir a Valledupar, siente temor a cada movimiento extraño en su calle y además experimenta frustración luego de confiar en la capital del Cesar para establecer su negocio. “Esta es la bienvenida que me ha dado la cuidad”, dice acompañado de su esposa adolorida y triste no solo por los golpes y heridas recibidas sino también por el robo del anillo de matrimonio de la mano de su esposo.

Al comerciante le robaron dinero, la preciada joya y otras pertenencias, pero estuvo a punto de perder más que eso. La locutora y periodista Lucy Serrano habitante de ese mismo sector, también presentó su queja a Tuperfil.net y anunció que la comunidad se está organizando para exigir con vehemencia más presencia de la Alcaldía Municipal y de la Policía Nacional en el barrio.

“El 7 de mayo me despojaron de todo, inclusive de las llaves de mi vehículo pero no me duelen las cosas materiales sino que por poco me quitan la vida. Ya con este van cuatro atracos, nos tienen azotados a nuestro lindo Valledupar”, dijo la directora del programa ‘Que Viva el Vallenato’.

Los factores de inseguridad no son causados solamente por la soledad del sector. Según los vecinos, el hecho de convivir con una zona de discotecas genera situaciones negativas, además de la contaminación auditiva.

“Mi preocupación particular es que los establecimiento que están sobre la calle 12 entre carreras 16 y 17 nos han traído focos de inseguridad: los que salen de allá, salen a consumir drogas, a atracar a la gente, todos los habitantes del sector tuvimos que colocar rejas porque se nos metían por el portón a robarse las cosas que tengo en el patio”, dijo Roland Ardila.

La comunidad denuncia que la policía no cuida el sector, por lo menos no el residencial, y es que con frecuencia los patrullajes y vigilancia de esa zona de discotecas y estancos se limita a prevenir alteraciones al orden, pero lo que le ocurre a los vecinos del ‘rumbeadero’ no es algo que las autoridades atiendan.

La gente de San Joaquín espera que en su sector se imponga el orden tal cual ocurrió en el extinto estanco ‘Las Flores’, un establecimiento ubicado en zona residencial que violaba las normas de  Uso del Suelo y ambientaba hechos delictivos.

“Esta es una ola de atracadores, han atracado tres personas en la puerta de mi casa. Día a día dan permiso a las cantinas, antros de prostitución y de drogas, es la verdad”, concluyó Ana Collantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

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