Las ciudades no tienen edad. Podría tener setenta años pero conserva su figura elegante. Viste jeans azul, blusa blanca, chaqueta café y ocultaba sus ojos tras unas gafas verdosas. Camina con parsimonia, como desafiando el tiempo, dejando que las acuarelas de la vida le jueguen una mala pasada a cada momento. Es una fría noche de Marzo de 2016. En …