Víctima de El Tigre recuperó tierras que este le quitó

“Pensé que este momento jamás ocurriría. Estar de vuelta a este lugar es un milagro de Dios. Hoy puedo decir que se hizo justicia gracias a la Unidad de Restitución de Tierras”.   Estas fueron las palabras de agradecimiento que entre sollozos exclamó la solicitante Elsy* en el momento que recibió su predio en restitución.

Un total de 27 hectáreas le fueron restituidas después de que hace 20 años esta humilde campesina se viera obligada a salir desplazada de su territorio, como consecuencia de que miembros de grupos paramilitares le asesinaran a dos de sus familiares en los peores años del conflicto armado. “Es imposible olvidar aquella madrugada en la que fue asesinado mi padre y uno de mis hermanos; con esta entrega quiero reivindicar el nombre de mis familiares vilmente asesinados por los paramilitares”, indicó en medio de sollozos Elsy*.

De la humilde vivienda y de los frondosos jardines solo quedan los recuerdos, ya que hoy el predio está completamente deshabitado. La crudeza de la violencia acabó con las ilusiones de los lugareños sobrevivientes que tuvieron que perderlo todo para poder salvar sus vidas.

La víctima jamás podrá olvidar aquel 19 de mayo de 1997, día en que el exparamilitar John Jairo Esquivel Cuadrado, conocido con el alias de El Tigre, comandó la masacre que acabó con el sueño de esta familia de campesinos trabajadores. “Este reconocimiento material que hoy recibo gracias a la Unidad de Restitución de Tierras [URT] es la base del patrimonio económico que me permitirá avanzar junto a mi familia”, señaló la víctima.

La parcelación El Toco, en los últimos veinte años, marcó la historia de aquellos campesinos que un día perdieron todo por causa del conflicto armado vivido en la zona. La violencia comenzó cuando paramilitares, con lista en mano, asesinaron a varios parceleros, señalados de ser supuestos colaboradores de la guerrilla.

Estas familias, un grupo de por lo menos 90 hogares, habían invadido la hacienda en la década de 1990, desarrollando allí cultivos de algodón, maíz, patilla, melón, yuca, plátano y frijol. En mayo de 1997, un mes después del primer desplazamiento, los paramilitares, al mando de El Tigre, volvieron a cometer una masacre, esta vez con un lamentable saldo de 13 personas muertas.

Hoy la esperanza invade de nuevo esta zona y el progreso se vislumbra como una realidad capaz de sortear los malos recuerdos que hasta ahora eran lo único con lo que contaban víctimas como Elsy.

 

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