Los padres de antes tenían claro lo que era bueno y lo que era malo. Por lo tanto, también tenían claro cual era el castigo que debían aplicar a sus hijos una vez cometían una falta. Hoy día, las cosas han cambiado. Los padres de esta generación están en un limbo y no saben si deben o no deben castigar a sus hijos.
Las razones son muchas. Una de ellas es la creencia de que los padres de antes estaban totalmente equivocados cuando aplicaban los castigos a sus hijos, lo que generaba frustraciones en ellos. Otra es que se ha terminado confundiendo castigo con maltrado, a decir de la psicóloga Libia Alvis, decana de la facultad de psicología de la Universidad Popular del Cesar.
En el marco del foro internacional Primera Infancia, organizado por Comfacesar, Alvis señaló que estamos en un momento en el que los padres no tienen claro cuando y por qué aplicar un castigo, porque en muchas ocasiones se está confundiendo castigo con maltrato.
La experta va mas allá, y asegura que los niños que nunca son castigados, reciben la peor forma de maltrato que pueda existir, porque se les hace creer que todo lo que hagan es bueno y por ende no merece sanción. » Eso, hace mucho daño, y es una forma de maltrato, la peor» aseguró en su conferencia la psicóloga.
