No hay una hora del día, de la noche, de la madrugada, en que Diomedes Díaz esté solo.  Tanto en su tumba ubicada en el cementerio Jardines del Eccehomo, como en la escultura que instaló la Alcaldía de Valledupar en el parque lineal de Hurtado, las visitas de seguidores, curiosos y/o turistas, son copiosas en ambos sitios. Sin embargo en el cementerio, las visitas a Diomedes cesan a las seis de la tarde, lo que no ocurre en la escultura, donde el Cacique no deja de sonreír.

Este que se ha convertido en el sitio turístico más visitado de esta capital.  es también el sitio donde toda clase de situación parece estar ocurriendo. La figura del aristas fallecido el 22 de diciembre de 2013 en una clínica de Valledupar, parece ser apetecida para las fotos, para los borrachos que quieren contarle las penas, y para muchas mujeres que desean satisfacer un deseo sexual que a lo mejor, quisieron realizar con el vocalista más importante del vallenato.

Es esto último precisamente lo que tiene preocupadas a las autoridades municipales. Las fotografías obscenas, y la forma como algunas personas están usando la escultura, la están poniendo en peligro.

Y es que es común observar en las redes sociales, fotografías de personas que incluso se suben a la escultura, lo que podría derivar en daños serios a la misma.

A raíz de esta situación, Adela Becerra, coordinadora de turismo del municipio de Valledupar, dijo que se estudian medidas de protección a la imagen. Entre esas medidas, es posible que muy pronto la escultura sea encerrada, tal como ocurre con la Sirena de Hurtado, que también sufrió daños recién instalada en el balneario Hurtado, debido al abuso de los turistas.

Los abusos terminan quitándole el encanto a un sitio tan agradable. A lo mejor a muchos las mamás no les enseñaron que hay que mirar, sin tocar.

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