En la serie española Vis a Vis, Macarena y Zulema dos viejas enemigas, se ven las caras nuevamente en uno de los patios de la cárcel a las que ambas han ido parar. Un puñal en la mano de Macarena, indica que asesinará a su compañera y rival, pero en el encuentro cara a cara, decide más bien acercársele al oído y susurrarle, ¡ gracias, por enseñarme a hacerme fuerte!. Sorprendida Zulema, la presa que había acabado con la familia de Macarena, respira profundamente y sigue su marcha.
En la vida siempre aparecen Zulemas en nuestro camino, personas que se convierten en piedra de tropiezo, que nos ponen zancadillas, que nos intentan derribar, que se atraviesan para quitarnos la paz y cerrarnos las puertas. Hoy como Macarena, acércate a su oído, y dales las gracias, porque esos personajes, que hoy se sienten triunfadores por su fracaso, son simplemente esos instrumentos que Dios ha puesto en el camino para hacernos más fuertes.
Por algo Jesús nos envió a orar por ellos. “ 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;”. Mateo 5:44
¿Qué razones tendría Jesús para ordenarnos que oráramos por nuestros enemigos?. ¿Acaso no sería para enseñarnos a ser más fuertes?.
Necesitamos abrazar la cruz, con el mismo amor que Jesús abrazó la suya subiendo al Gólgota. Es allí, en ese cerro donde se produce el sacrificio, pero también el lugar donde comienza la gloria de nuestras vidas.
Es fácil pedirle a Dios que se haga su voluntad en nosotros, pero cuando Él va cerrando puertas para abrir otras, renegamos de lo primero, y despreciamos a esos obstáculos que usa el Señor. ¿Despreciaremos la cruz que nos llevará a la gloria, y que nos llevara a que se haga la voluntad de Dios en nosotros?.
Por Limedes Molina Urrego
