Los petristas más recalcitrantes del Cesar tomaron una trascendental decisión; apoyar una candidatura del Centro Democrático, la de Claudia Margarita Zuleta a la gobernación del Cesar. El agua y el aceite, Lucifer y el ángel Gabriel. ( Ustedes deciden quien es quien), la luz y la oscuridad, decidan ustedes también quien es la luz, quien es la oscuridad. Dos extremos ideológicos que parecían irreconciliables.

Pero así es la política. Dinámica, contradictoria.

Ahora bien, lo que parecía imposible en el Cesar se dio. La izquierda y la derecha se dieron la mano, se unen con un propósito: Hasta ahí llegan los extremos, las posiciones tozudas, la pelea de uribistas y petristas, porque dicen, lo importante es el Cesar.

Esto que acaba de pasar, más allá de si esta candidatura de Claudia Margarita Zuleta, es la que le conviene al Cesar – eso lo deciden los electores el 29 de octubre – nos deja una enseñanza clara: los extremos no construyen, nos ciegan ante posibles soluciones, la radicalización hace imposible que veamos alternativas en beneficio de los ciudadanos, las cuales pueden reposar en las manos de ese con el que tanto pelamos.

Y otra realidad derivada de esta unión que insisto, parecía imposible;  la dinámica política de las regiones es muy diferente a la dinámica de la política nacional que tanto nos ha dividido.

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