O nos adaptamos, o desaparecemos. O nos reinventamos, o nos desplazan. O cambiamos, o nos cambian. De nada nos sirve seguir pensando que las cosas hoy se hacen como ayer, de nada nos sirve pelear con lo único que tenemos seguro en la vida, no es la muerte, es el cambio. Y la Inteligencia Artificial sí que llegó a cambiar todo, especialmente la forma de trabajar.

Pero andamos de tercos, aferrándonos a no entrar en ella porque nos avergüenza que un algoritmo nos haga parte del trabajo. Y si seguimos por ese camino, y no dominamos la inteligencia artificial, los próximos desempleados seremos los tercos, los que se resisten al cambio.

A la inteligencia artificial la dominamos, o ella nos terminará dominando. Así que si usted es de esos que se resiste a meterse en esa ola de la IA, ojo, que, en poco tiempo, estará sentado en la mesa con sus hijos mirando pal techo, sin decir ni mu, aislado y rodeado de gente, porque no tiene de qué hablar con ellos, que si van a mil.

Buena esa., señor presidente Gustavo Petro, inaugurar la primera facultad de inteligencia artificial en la Universidad de Caldas, que ojalá en poco tiempo, se extienda por todas las universidades, públicas y privadas del país. Eso sí es cambio, inevitable, necesario.

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