Así se titula uno de los libros del escritor Agustín Laje, de mis autores favoritos de estos tiempos. El politólogo argentino, hace una radiografía de cómo se comporta en estos tiempos la gente, especialmente los más jóvenes atrapados por las redes sociales y llevados por cualquier viento de doctrina, religiosa o política. Pero no les cuento más sobre esta obra, solo les digo que se las recomiendo.

Sin embargo, para anotar algo: de esta generación idiota no hace parte solo la juventud, ni más faltaba. También están los adultos que se detienen a disfrutar de las idioteces que hacen muchos influencer en busca de un like.  

Estos idiotas que hacen contenidos para quienes le copian, destruyen a golpes un vehículo de alta gama, se comen un sapo frito, se lanzan a la presidencia, o al congreso donde con sus idioteces lograron que otros iguales que ellos los eligieran, o se hacen un tatuaje en la cara del cual después están arrepentidos.

Y lo que faltaba, que una modelo de plataforma para adulto, léase modelo que se empelota ante una cámara a cambio de unos dólares, se quita las pantaletas frente a alguien que le graba, y las deja por ahí colgada en cualquier parte. La última, en una canasta de pan.

¿Qué pasa por la cabecita de la modelo cuando hace eso?. ¿Marcando territorio?. ¿Qué pasa por la cabeza de quienes pierden tiempo viendo estas idioteces y se ríen de eso?

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