En septiembre, se siente que viene diciembre. Y no precisamente porque los villancicos, las canciones navideñas suenen en las emisoras. No, la razón es porque los delincuentes madrugaron a hacer de las suyas como si estuviéramos en la época de fin de año. Ellos, los atracadores, se están cobrando su prima por adelantada.

Victimas a tutiplén. Los que han denunciado, y los que prefieran mantener en silencio el haber sido víctimas de los delincuentes, porque al fin de cuentas, pa que denunciar si las investigaciones nunca llegan a buen puerto.

Le escuché a alguien este fin de semana decir, que desde que llegó la Policía Metropolitana las cosas se habían puesto peor en la ciudad. “ Parece que con la Metro se hubiesen venido los delincuentes también” dijo la señora.

Y es válida la preocupación, y hasta la exageración. Coincide el aumento de la delincuencia con la presencia de la Policía Metropolitana, por lo menos durante el mes de septiembre, porque hay que reconocerle que al inicio de entrar en operación la institución, las cosas mejoraron en la ciudad. Me atrevo a decir, eso si, que no por acción de la Policía, sino porque la delincuencia, lamentablemente impone el ritmo.

Ellos, los atracadores, son los que deciden subirle o bajarle a la intensidad de sus acciones. Son los que se asoman y si ven policías se frenan, y si no los ven actúan.

Obvio, no van a salir a atracar en las vías en las cuales se hace presente el secretario de gobierno en compañía de los miembros de la Metropolitana, quienes bien intencionados salieron a las avenidas a hacer operativos. Se les abona la buena intención, pero, ¿eso si da resultado? Lo digo porque la concentración de tantos efectivos de la fuerza pública en un solo sector, no debilita su presencia en otro. Es una estrategia como para revisar a ver si en verdad, es efectiva.

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