Así, con esa cara de (…) pastel o…mejor no digo, andan por estos días nuestros presentadores de los noticieros nacionales anunciando el comienzo de la COP 16. El magno evento no había comenzado en firme, y la verdad a mí me tenían aburrido con la sección que nos muestra a toda clase de pajaritos, ranas y peces andando en verdaderos paraísos naturales que aún existen por lo menos en Colombia, particularmente en Valle del Cauca, cuya capital Cali, es la más beneficiada con la COP.
No cabe duda que el presupuesto por parte del gobierno nacional ha sido de una buena tajada para promocionar la COP 16, no importa si esas vitrinas en donde se habla del tema, son los medios aquellos que «embrutecen a los colombianos», como dijo en su momento el señor presidente.
Lo que importa es que, por estos días, la agenda informativa se centre en mostrarle al mundo, que tenemos un mandatario que va a cambiar el planeta, que nos va a revertir el cambio climático, en fin, que nos va a salvar a todos. ¡ Aleluya!.
Pero antes de que me digan aguafiestas, quiero decirles que también estoy feliz que Colombia sea la sede de la COP 16, evento en el que los lideres del mundo se encuentran para ponerse de acuerdo en torno de las tareas a emprender para revertir antes del 2030, todo el daño que le estamos causando a la tierra.
En el marco del evento, serán revisadas las tareas, los compromisos asumidos durante la COP 15 hace dos años en Canadá. Y es así donde la puerca tuerce el rabo. Quiero decirles que hay más tareas impuestas en la COP 15, que ejecuciones de las mismas, así que no esperemos muchas buenas noticias sobre lo que se hizo durante estos últimos años en pro de este pedacito de mundo.
Bla, bla, bla, bla. La verdad no creo que la COP 16 sea más que eso a largo plazo, mientras los países que tienen el sartén por el mango, y que sí podrían con sus acciones revertir el daño que a la tierra le estamos causando, no se metan la mano al bolsillo e inviertan en acciones para salvarnos de la catástrofe que hasta bíblica es.
Y mientras nuestros medios nacionales nos muestran las bellezas de la biodiversidad del Valle del Cauca, sede de la COP 16, nuestra realidad en Valledupar es un río Guatapurí que cada día sufre más por las acciones depredadoras de los seres humanos, y por la indiferencia de las instituciones obligadas a proteger el afluente.
Ay Dios mio, que los delegados de los 180 países presentes en la COP no vean esto, que, porque ¡que pena!.