Joaco Guillen es un visionario, un emprendedor, un personaje que debería aparecer en los libros de superación personal que se escriben por montón. Aparte de su aporte al folclor, de su amistad cercana con Diomedes Díaz, Joaco es nuestro Uldarico Peña. Para quien no sabe de quien se trata, fue el creador de Radio Taxi Aeropuerto, el hombre que innovó en el servicio de taxis en Bogotá, incluyéndole los radio teléfonos a los vehículos.

Tal vez en uno de esos viajes con el Cacique a Bogotá, nuestro Joaco vio que sería buena idea implementar este sistema en Valledupar y así nació un día Radio Taxi, brindando un servicio elegante, confortable, y de caché no solo para los pasajeros, sino para el mismo taxista que ahora llegaba más rápido a solicitar una carrera, y de paso se divertía escuchando la voz bonita de una operadora no siempre tan bonita, y la solicitud de su QTH, su ubicación.  Y esa misma operadora le daba a conocer al taxista que lo llamaba “ La Propia” refiriéndose a la esposa.

Tiempos aquellos, dirán los nostálgicos taxistas. El tiempo que se va no vuelve, y la tecnología nos cambió la vida. Ahora la gente prefiere el Indriver, el DIDI, o cualquier otra aplicación para solicitar una carrera. Y eso nuestro amigo Joaco Guillén, y otros taxistas no han querido aceptar, y se aferran cual ratón al queso como en la fábula de Spencer Johnson.

Me duele decirlo señores, pero hay cosas no vuelven y cosas que llegaron para quedarse, por lo menos mucho tiempo.

La tecnología de ayer, los radios transmisores en los taxis son historia. Ya ni siquiera el taxímetro es apetecido por los conductores.

Así que mejor señores, con todo respeto y el cariño que se merecen, como le dijo Jesús a Pablo al tumbarlo del caballo, “dura cosa te es dar coces contra el aguijón”.

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