De seguro a usted también le ha pasado, ha terminado metido en muchos grupos de WhatsApp inoficiosos. En algunos ha ido a parar sin que siquiera le consulten, si desea o no pertenecer. Ahí se habla de todo, a veces nada de para lo cual se creo el grupo.

En uno de esos grupos en los que estoy, y que de verdad sí me ha resultado útil para mi oficio, pese a que también se hablan pendejadas, puede observar un acostumbre fea. Se trata de los que le avisan a los conductores de motocicletas sobre la presencia de agentes de tránsito en determinados lugares. ¡Pilas que en tal parte está un retén!. Llegué a pensar que estaban hablando de un retén ilegal, de pescas milagrosas como las de antes de Uribe, y no de uno de las autoridades. Pero, son advertencias de la presencia de quienes están embestidos por el Estado para hacer cumplir la ley.

¿Por qué le tememos a la autoridad? Simplemente porque no nos sujetamos a ellos. El que nada debe nada teme, dice el adagio popular. Pues lo que abunda en las calles de nuestras ciudades, es gente que teme porque debe todo, porque no puede sujetarse a las normas.

Pero si en esos grupos, usted dice algo en contra de esa fea costumbre de prevenir a los ciudadanos sobre la presencia de las autoridades, no falta el que le refuta porque simplemente hay que dejar que la gente “ se rebusque”. Es el discurso de resentimiento que nos han metido en el sub consiente, en el que el que no tiene nada o tiene poco,  es el bueno, y el que algo tiene aunque no sea rico,  es el malo.

Así no es. La ley es para cumplirla. Sujétese a la ley, a las normas a la autoridades, contribuya al orden en nuestra sociedad.   En la obediencia hay bendición, se por qué se lo digo.   

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