Si yo fuera funcionario público, lo último que se me ocurriría en la vida, sería ser enemigo de un periodista. No saludarlo, ignorarlo, pordebajearlo, sería lo menos prudente para con él. Y aunque un buen periodista en verdad nunca es el mejor amigo de quien ostenta el poder, no hay peor enemigo que un buen periodista.
Lo ha vivido en carne propia el señor Presidente Gustavo Petro, quien por mucho que intente menospreciar a la prensa, y particularmente a algunos periodistas en el país, lo único que ha logrado es azuzar a quienes saben escudriñar y sacar trapitos al sol, basados en fuentes que aplican aquello de que en tiempos de crisis los sordos oyen, los ciegos ven, los mudos hablan. Fuentes que están enquistadas en el mismo poder, que por ende saben mucho, y por no compartir las vagabundinas del gobierno, han terminado compartiendo secretos de los que no quisiera este gobierno, salieran a la luz,
Pero nuestro señor Presidente tiene el sartén por el mango, y es quien verdaderamente ostenta el poder, el cual ha ido consolidando con logros como el haber hecho elegir a una Fiscal que está a su disposición y esta si, le obedece como a su jefe.
Créanmelo, Vicky Dávila no es que me haya parecido a mi la más grande periodista del país. Tengo mis reservas con ella, como el hecho de que cuando habla uno no sabe si está hablando la periodista con 33 años de experiencia, o simplemente la precandidata presidencial. Pero de ahí a celebrar que la Fiscalía le habrá una noticia criminal a Dávila, basada simplemente en las acusaciones de un aparecido, si me parece el colmo.
Y aunque los periodistas no somos intocables, se me hace que este es un desgaste en el que incurre la Fiscalía , que usa sus facultades para obedecer la orden de amedrentar a la prensa como ya ocurrió en otros países cercanos.
Si permitimos que la libertad de prensa sea coartada desde el nivel central como ya ocurre en muchas regiones del país, ahí sí, apague y vámonos porque nuestra democracia no será más que un remedo en poco tiempo.
