Ese fue el balance de los juegos Olímpicos para Colombia. Nos llenamos de cartones, un honor que se hace a un deportista en las justas que acaban de realizarse en Paris, cuando han tenido una destacada participación, sin tener la oportunidad de llegar al pódium. Y es que el diploma es el máximo honor para una persona en una ceremonia de grado, pero no en unas olimpiadas, donde tienen un sabor a “premio de consolación” y más nada.
De un grupo de caso 90 atletas que viajaron a Paris, fueron 4 medallas colgadas al cuello, 3 de plata y una de bronce. Diplomas 14.
En Tokio nuestros deportistas se trajeron cinco medallas, una más que este año. Así las cosas hemos ido bajando en resultados, lo cual ha disparado las críticas para nuestros deportistas, a quienes la afición no ha dejado de calificar con epítetos tales como “mediocres”.
Pero no, no es así. Los que nos representaron en Paris, son unos héroes. Es mucho lo que da un deportista al que le toca hacer tamales, rifas, y todo tipo de actividades para ir a representarnos. Es mucho lo que hace un deportista que tiene que rogarle a su gobernación, a su alcaldía, al ministerio de deportes de su país, para viajar a unos juegos olímpicos. No tenemos ni idea del esfuerzo que hace un deportista venido de la pobreza, de la nada en su mayoría, para hacer realidad su sueño de representarnos en los Olímpicos.
No participamos de su tragedia, pero queremos sacar pecho de sus triunfos. A veces somos como descarados, los que cómodamente sentados en nuestra casa frente al televisor, vemos a otros luchar por una medalla, esas que en un país que no apoya, seguirán siendo escasas y esquivas sin seguimos siendo tan indiferentes con quienes intentan limpiar nuestra imagen en el exterior.