En esta esquina el hombre que quiere amarrarse al poder. En esta otra el nuevo intento por cambiar el rumbo del país.
En esta esquina el vociferante, el que ladra, el que delira en las tribunas. En este otro, el que habla cuando debe hablar.
En una esquina el hijo mayor de Chávez, en esta otra el pupilo de María Corina, la mayor líder opositora de Venezuela.
Dos extremos, dos personalidades diferentes, dos ideologías, dos maneras de ver el mundo. Una que pretende seguir esclavizando, sometiendo, y otra que aspira a devolverle a Venezuela el brillo que la hacía el país más apetecido y admirado de Suramérica.
La decisión de los venezolanos parece cantada de acuerdo con las encuestas, y es la hora que no podemos creer que Nicolás Maduro y sus secuaces, se dejen sacar así como así, a pesar de que presidentes del continente como Lula Dasilva y Boric , de Brasil y Chile respectivamente, han intentado que quien dirige el régimen en el vecino país, acepte que su tiempo se cumplió.
Expectativa en el mundo, pero especialmente en Colombia frente a lo que pueda pasar. Venezuela es nuestro país hermano, con el que históricamente hemos sido más cercanos, por eso su destino nos duele. Por lo menos hoy ya se ve la luz al final del túnel.
No podemos evitar ver en Venezuela, ese espejo en el que nos seguimos mirando., pero del que algunos no quieren aprender
Que este domingo sea lo que Dios quiera. Que gane Edmundo o que pierda Maduro.