“No se le puede pedir peras al olmo”, dice el refrán. Nuestro Señor Jesucristo lo dijo mejor. “(…) todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos”.
Entonces, ¿Qué nos puede sorprender que el ELN hable de paz y siga atacando, secuestrando?.
Gustavo Petro, lo está intentando, se le abona. Pero no, la guerrilla en mención muerde la mano del amo, la mano de quien se la extiende.
¿Es un negocio la guerra?. El discurso ha provenido siempre desde la izquierda, que ha señalado que la guerra en el país, no se acaba porque el mismo Estado lo ve como un negocio. ¿Están viendo por qué es que la guerra no se acaba?. No porque siguen persistiendo los problemas en el país, sino porque existen grupos que no pueden traicionar su naturaleza. Su ADN les indica que hay que mantener la guerra, seguir derramando sangre, causando dolor. Su ADN no les permite confiar en nadie, ni en gobiernos de derecha, ni en gobiernos como el actual, de izquierda, amante de la paz total.
¿Paz total?. Poco a poco se va entendiendo que un país no se puede defender confiando en la buena voluntad de los delincuentes. Se construye defendiéndolo de ellos. Así lo entendió el Presidente Petro, que en su más reciente trino rechazó las nuevas acciones del ELN. Por fin, ¡Por fin, despertó el comandante en jefe¡