Hagamos un poco de historia. Virgilio Barco Vargas, fue presidente de Colombia entre 1986 y 1990. Pero en la sombra el país tenía otro presidente, otro rey detrás del trono; su amigo y secretario Germán Montoya Vélez. La razón de este rol por parte de Montoya, era que Virgilio Barco ya presentaba una enfermedad neurológica, lo que lo inhabilitaba para tomar decisiones cruciales para el país, así que a su amigo Montoya le tocaba hacerlo por él.
Eran otros tiempos, cuando los presidentes eran casi que un misterio, poco públicos, se hacían extrañar a tal punto que sus alocuciones eran esperadas con mucha expectativa y en rating se disparaba. Hablaba el presidente, simpatizantes y detractores lo esperaban porque algo importante iba a decir.
Los tiempos cambian, y ahora hay una sobre exposición a los medios de nuestros mandatarios. Y en tiempos de redes sociales, es peor la cosa. Si no son los focos, los flahs de las cámaras, son ellos mismos a través de sus cuentas de twitter los que trinan todo el tiempo y no saturan de información. Información hasta falsas, como la de las últimas horas del presidente Gustavo Petro, quien afirmó que los niños desaparecidos en Guaviare, habían aparecido y que las fuerzas militares habían hecho contacto con ellos.
Dedos veloces de los presidentes de hoy día, el nuestro no es la excepción. ¿Tiene a alguien que le maneja su cuenta de twitter y de paso gobierna a su sombra? No, Petro nunca cedería el twitter, más bien tiene sobre dosis de dopamina.
