Si usted es de esos vallenatos que tuvieron la oportunidad de viajar durante la semana santa, es doblemente afortunado. Primero, porque tuvo la oportunidad de descansar en otro ambiente, visitar familiares y conocer otros sitios. Y segundo, porque no debió vivir una verdadero viacrucis, como si lo vivimos quienes nos quedamos estos siete  días en la ciudad. ¿La razón?. La falta de agua nos hizo entender por fin, lo duro que debe ser para el Rico, el no tener agua en el infierno. Me refiero a ese rico que le rogaba al padre Abrahán que le permitiera al pobre Lázaro, mojar la punta de su dedo para que al menos se lo pasara a él por los labios.

Aquí en Valledupar,  quienes nos quedamos, ya sabemos en parte lo que es el tormento al que está sometido ese legendario personaje bíblico.

En algunos sectores han sido siete días sin una gota de agua. En otros van más de diez, otros completan años viviendo ese calvario y en otros más, hoy la crisis continúa.

Fueron días intensos en donde llovió. Si, llovió. Rayos y centellas sobre el alcalde Tuto Uhía, sobre la empresa Emdupar y su gerente. Más de una cuenta ficticia creada por opositores del gobierno, surgieron por estos días pescando en rio revuelto, logrando por medio de sus críticas, con o sin razón, poner a temblar un gobierno que aún no completa 100 días, pero que no tiene por qué andar mirando por el retrovisor.

En esas redes, donde cabe de todo, se habló de todo. Razones miles por la cual seguimos en algunos sectores padeciendo del mal servicio. Incluso se llevó a sugerir saboteo por parte de empleados atornillados por el anterior gobierno. Sospecha que para mí en lo personal, no son traídas de los cabellos, pero al parecer descartada luego de la visita que hiciéramos en compañía de líderes del sindicado de Emdupar, periodistas, el alcalde y líderes comunitarios a la planta de tratamiento de la empresa.-

¿Qué encontramos allí?. Un panorama terrible. Si mirar el río Guatapuri hace unos días nos hacía llorar, lo que se evidencia en la bocatoma, ese preciso lugar en donde se bifurca el río para abastecer el caudal a la altura de Hurtado y a la planta de tratamiento, es que no hay tutía que valga. El agua se está acabando, el Niño ha hecho de las suyas. Nosotros, cada ser humano en este planeta es culpable de la sequía, pues al fin de cuentas El Niño no nació por obra y gracia del Espíritu Santo.

Según Emdupar  – y aunque nos cueste debemos creerle – normalmente a la bocatoma ingresan 2.500 litros  cúbicos por segundo. Lamentablemente  la sequía, tiene a la bocatoma captando solamente 2.022 libros cúbicos por  segundo. Son 478 litros  cúbicos menos los que ingresan a la planta. ¿Resultado?, baja presión, que afecta especialmente a los barrios que hace mucho tiempo vienen padeciendo por la falta del servicio, y que hasta hace unos meses, debían sufrir solos, porque el problema era de ellos solo, y no de toda la ciudad, como ahora si ocurre.

Pero esto no es todo. A la falta de agua, súmele la corrupción que se apoderó del corazón de muchos vallenatos. Ricos y pobres sin distinción. Ricos, que tienen casas campo consumiendo agua como para un barrio completo y pagando el servicio como si fueran de estrato uno. Pobres instalando turbinas sin facturar el agua consumida.

Ricos colocando corbatas dentro de Emdupar para perpetuarse en el poder y seguir desangrando a la empresa. Pobres, haciéndose los locos con el pago del servicio. Ricos y pobres por igual, acabando con una empresa que al parecer aguanta de todo.

Pero y ahora, ¿Quién podrá salvarnos?

Salta Tuto Uhía y dice yo. ¿Y cuáles son las medidas anunciadas?. Varias, tales como operativos en las casas campo para meter en cintura a sus dueños, llamando a la conciencia de los que si logran tener agua para que la ahorren, y la incautación de turbinas en barrios de la ciudad. Y ahí si, se armará la de Troya, porque ¿cómo le quita usted una turbina a alguien que ve en este aparato la única solución a su problema por lo menos durante unas dos horas al día cuando hay algo de agua en las tuberías?. Este será sin duda un problema para el gobierno, nada fácil de abordar.

Es hora alcalde de programar racionamientos. Al fin de cuentas barrios como La Victoria, Populancia, la Ciudadela 450 Años, Francisco de Paula ya saben hace mucho tiempo lo que son estos cortes prolongados. Si no hace racionamientos, no todos entenderán la situación, y el problema seguirá siendo de un sector de la ciudad que observa la indolencia con la que se trata este asunto.

Lo único cierto es que el problema se arregla, o la bomba estalla. Dios permita y se arregle y pronto.

Por Limedes Molina Urrego

Director Tuperfil.Net

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